Por qué los disfraces de Halloween solían ser tan malos

No hay más que ver la calidad y variedad de los disfraces que se venden en el mercado para ver hasta dónde ha llegado la economía mundial.

Los economistas intentan ilustrar de muchas formas diferentes lo rico que nos hemos vuelto en las últimas décadas y siglos. Desde la burda pero popular medida del aumento del PIB per cápita hasta la demostración de cómo los teléfonos móviles se han miniaturizado desde sus primeros días hasta llegar a ser más potentes que los superordenadores de hace incluso una década. No nos faltan formas de demostrar que la humanidad es hoy más rica que nunca.

Pero esta temporada me gustaría sugerir un indicador diferente de nuestra creciente riqueza: la espectacular mejora de los disfraces de Halloween.

Los disfraces solían ser horribles

Mientras mi marido y yo nos esforzábamos por pensar en nuestros disfraces para este *Halloween (y todavía no tenemos ni idea), él sacó unos viejos anuncios en *YouTube. Las opciones de los disfraces que había para pedir caramelos eran, en una palabra, lamentables.

>La verdad de la tragedia de los terribles disfraces de *Halloween antiguos tiene que ver con una idea sencilla: la especialización.

Básicamente, los fabricantes de disfraces pensaban que estaba bien hacer una máscara de plástico (de cualquier color, en realidad) de un personaje y rematarla con un guardapolvo de plástico con una ilustración de dicho personaje con su nombre o el nombre de la serie o película de la que procede. No se trataba de vestirse con el atuendo real del personaje. Si querías eso, tenías que conocer a un profesional de los disfraces o improvisar algo en tu armario.

Comprueba por ti mismo lo pobres que éramos en disfraces:

Obviamente, todos los disfraces son una oportunidad para generar interés en una marca o franquicia y poner un logotipo es una forma fácil de dar a conocer un nombre, pero estos disfraces realmente anunciaron una época oscura para *Halloween. Algunos pueden incluso argumentar que demostró el consumismo craso en su peor momento, con empresas cínicas que tomaron la ruta más fácil para agarrar un par de dólares de los padres desesperados.

La verdad de la tragedia de los terribles disfraces de *Halloween tiene que ver con una idea sencilla: la especialización.

La especialización nos da lo que queremos

La especialización es la idea de que los individuos (y las empresas) se centran en una habilidad o fase de producción concreta para producir un bien o servicio específico de forma eficiente. La especialización también se denomina a veces división del trabajo porque es un proceso mediante el cual los agentes económicos aprovechan sus fortalezas e intercambian con otros para completar una tarea de forma eficiente. De hecho, cada uno de nosotros se aprovecha de la especialización en la división del trabajo en el curso de la vida cotidiana. Dependemos de otros para producir nuestros alimentos, construir nuestras casas y hacer nuestros disfraces de *Halloween. Hacemos lo que mejor sabemos hacer para ganar dinero y pagarle a otros por las cosas que no podemos o preferimos no hacer.

>Debido a la creciente especialización, el trabajador de ayer es el empresario de hoy y todos nos beneficiamos.

La especialización existe en todas las economías en mayor o menor grado. La razón por la que hoy vivimos un renacimiento de los disfraces de *Halloween es que la especialización se ha vuelto realmente global. Esto no quiere decir que esos vergonzosos disfraces de máscara no se hayan fabricado en el extranjero, sino que la producción económica en todos los ámbitos se ha vuelto global, permitiéndole a las personas y las empresas de todo el mundo comercializar sus fortalezas.

Este proceso nos proporciona tan bien las necesidades de la vida actual que también ha liberado cada vez más recursos para producir las cosas buenas, como los buenos disfraces de *Halloween. Ahora, en lugar de talentosos ciudadanos chinos que cosan camisetas, tenemos aquellos que crean empresas y diseñan disfraces de *Los Vengadores que se producen en masa en Bangladesh para su venta en todo el mundo. Debido a la mayor especialización, el trabajador de ayer es el empresario de hoy y todos nos beneficiamos.

El economista James Gwartney explicó cómo nuestro creciente nivel de vida se debe al aumento del comercio mundial:

<Nuestro nivel de vida moderno es casi enteramente el resultado de la inversión, el descubrimiento empresarial y las ganancias del comercio despersonalizado, es decir, el comercio entre personas que no se conocen y que a menudo nunca se encuentran. Como señaló Adam Smith hace tiempo, la división del trabajo está limitada por la extensión del mercado. Al igual que un teléfono o un sistema de *Internet, una economía de mercado es un bien de la red. A medida que el tamaño del mercado se expande de una ciudad o pueblo local hasta la región, la nación y más allá, los participantes de la red obtienen beneficios cada vez mayores del comercio, la especialización y las economías de escala. Para los que están conectados con el mercado global, este sistema genera oportunidades de empleo, una alta productividad por trabajador y una amplia gama de bienes de consumo que están disponibles a precios casi increíblemente bajos. Este sistema de redes hace posible niveles de ingresos y de calidad de vida elevados.

La próxima vez que compares nuestros disfraces, casi idénticos con los de Darth Vader y de Mr. Increíble, con los de antaño, recuerda que hoy los disfrutamos no porque las generaciones anteriores no se preocuparan por la exactitud de los disfraces, sino porque el creciente comercio mundial ha generado tanta riqueza que ahora podemos exigir cosas que antes sólo podíamos imaginar.