Por qué la persecución de Julian Assange debe terminar

Assange se limitaba a hacer lo que la inmensa mayoría de los principales medios de comunicación descuidaron hace tiempo: su trabajo.

En un giro de acontecimientos un tanto sorprendente, el gobierno de Estados Unidos acaba de ganar una apelación para extraditar al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, desde el Reino Unido, en un esfuerzo por procesar al periodista por los cargos de espionaje por publicar información de la denunciante Chelsea Manning. Esta ha sido una persecución de años para muchos en los niveles más altos del gobierno norteamericano.

Assange saltó a la fama en 2010 tras publicar una serie de filtraciones que revelaban crímenes de guerra por parte de Estados Unidos, información que fue proporcionada por la analista de inteligencia del ejército estadounidense y denunciante Chelsea Manning. La información de estas filtraciones incluía el video Collateral Murder (Asesinato Colateral) de los ataques aéreos de Bagdad, los diarios de guerra de Afganistán e Irak y el Cablegate.

A raíz de estas revelaciones, el gobierno de Estados Unidos inició una investigación penal sobre WikiLeaks que finalmente condujo a una acusación contra Assange. Según PBS, "la acusación incluye un cargo de conspiración para hackear un ordenador con el fin de revelar información clasificada que 'podría ser utilizada para perjudicar' a los Estados Unidos". Según la acusación, Assange "conspiró" con Manning ayudándola a descifrar una contraseña en el ordenador del Departamento de Defensa en marzo del 2010 que proporcionaba acceso a una red del gobierno estadounidense que almacenaba información y comunicaciones clasificadas".

Pero aunque Estados Unidos lleva tiempo detrás de Assange, ha tenido dificultades para ponerle las manos encima. Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres durante siete años, donde era básicamente intocable. Una serie de desacuerdos entre Assange y el gobierno ecuatoriano finalmente lo llevaron a ser expulsado de la embajada, haciéndolo vulnerable a los esfuerzos de los gobiernos para extraditarlo. Tras su salida en 2019 fue rápidamente detenido en el Reino Unido.

Esa detención estaba relacionada con la acusación de que se había saltado la fianza para eludir la extradición a Suecia por acusaciones de agresión sexual, acusaciones que posteriormente se retiraron. Assange dijo que las acusaciones eran un pretexto y que Suecia estaba conspirando para extraditarlo a Estados Unidos.

Desde entonces, Assange, de 50 años de edad, ha permanecido como preso político en el Reino Unido, mientras que el gobierno de Estados Unidos continúa su campaña para lograr su extradición. Si se le obligara a regresar a Estados Unidos, podría pasar el resto de su vida en prisión.

Muchos han criticado la persecución de Assange por parte del gobierno estadounidense, alegando que los cargos contra él violan la Primera Enmienda. Se trata de graves problemas de libertad de expresión y de prensa, por no hablar de la persecución de los denunciantes

¿Héroe o villano?

Las opiniones sobre Assange están bastante divididas. Muchos creen que es un héroe que ha arriesgado repetidamente su propia vida y su libertad para alertar al público sobre la corrupción; algunos incluso dicen que es el padre del periodismo de investigación moderno. Otros creen que es un traidor.

Lo que está claro es que a Assange no le faltan enemigos a ambos lados del pasillo político.

El director de la CIA, Mike Pompeo, por ejemplo, ha calificado a WikiLeaks de "servicio de inteligencia hostil no estatal". El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, ha dicho que detener a Assange es una prioridad. Un antiguo empleado, Daniel Domscheit-Berg, dijo que Assange era "brillante, paranoico y obsesionado con el poder". Y tras la publicación por parte de WikiLeaks de los correos electrónicos del DNC que mostraban que el partido había trabajado claramente para hacer que Hillary Clinton fuese la candidata frente a Bernie Sanders, las garras salieron de verdad. Hillary Clinton dijo que Assange tenía que responder por lo que había hecho. Chuck Schumer dijo que esperaba que Assange "rindiera cuentas por su intromisión en nuestras elecciones en nombre de Putin y del gobierno ruso". Y Diane Feinstein ha sido durante mucho tiempo una defensora de su extradición y enjuiciamiento.

A pesar del odio bipartidista hacia Assange, las únicas personas que deberían enfrentarse a cargos penales, en todo este escenario, son las personas del gobierno norteamericano responsables de los crímenes de guerra revelados por WikiLeaks, Assange y Manning.

Assange simplemente estaba haciendo lo que la gran mayoría de los principales medios de comunicación han descuidado desde hace tiempo: su trabajo. Sin este tipo de reportajes y periodismo real, los ciudadanos estadounidenses no tendrían ni idea de lo que realmente hace nuestro gobierno, de la profundidad de la corrupción en nuestras guerras, de las violaciones de los derechos humanos que hemos llevado a cabo, de cómo se gasta realmente el dinero de los impuestos y de lo que se hace en nuestro nombre. Necesitamos más de este tipo de trabajo, mucho más. Y la persecución de Assange hace una cosa y sólo una cosa: asusta a otros periodistas para que no hagan su trabajo.

Que Assange sea un tipo agradable o no es bastante irrelevante. Y la noción de que de alguna manera expuso secretos del gobierno de Estados Unidos que nos hicieron vulnerables es falsa. Lo que expuso fueron crímenes de guerra y crímenes contra el pueblo estadounidense. Incluso si eso hizo a nuestro gobierno más vulnerable (no lo hizo, no ha habido repercusiones), sería un intercambio digno para tener al pueblo estadounidense más informado.

La prensa libre no es negociable

Nuestros fundadores dedicaron mucho tiempo a discutir la importancia de una prensa libre.

"Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría ni un momento en preferir lo segundo", dijo Thomas Jefferson. Benjamín Franklin comentó: "Quien quiera derrocar la libertad de una nación debe empezar por someter la libertad de expresión".

Y los fundadores no fueron las únicas personas a lo largo de la historia que han reconocido que una prensa libre es una necesidad absoluta para que exista un pueblo libre.

Nelson Mandela, otro preso político y una persona que sabía un par de cosas sobre la persecución, dijo: "Una prensa crítica, independiente y de investigación es la savia de cualquier democracia. La prensa debe estar libre de interferencias del Estado".

Aunque Julian Assange es uno de los periodistas más famosos perseguidos actualmente por su trabajo, es importante recordar que no es el único. En otros países, los periodistas son silenciados, torturados e incluso asesinados. Jamal Khashoggi fue brutalmente asesinado en el consulado de Estambul del aliado de Estados Unidos, Arabia Saudí. La periodista colombiana Claudia Duque ha sido acosada y agredida en repetidas ocasiones. Y el periodista mauritano, Mohamed Cheikh Ould Mohamed, se enfrentó a una sentencia de muerte por un artículo que escribió. La persecución a la prensa no es nada nuevo, pero se supone que es diferente aquí en Estados Unidos.

Nuestro país no puede funcionar sin una prensa libre y diligente que proporcione al pueblo estadounidense el acceso a la información y la educación que necesita para hacer que sus funcionarios elegidos rindan cuentas. De hecho, limitar esa capacidad es una amenaza mucho mayor para la seguridad nacional que cualquier cosa filtrada por Chelsea Manning o publicada por Julian Assange.

Lo que le ocurre a Assange es grotesco y una cuestión internacional de derechos humanos. Ha sido un preso político durante más de una década, está bajo la amenaza constante de varios gobiernos y su salud está en grave peligro. Es hora que esto termine.

Assange no hizo nada malo y todos deberíamos sumarnos a su causa.