Es posible que ya dispongamos de píldoras potencialmente salvadoras que pueden tratar el COVID-19 y reducir drásticamente las posibilidades de muerte. Sólo que actualmente es ilegal recetarlas o venderlas, gracias a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Los tratamientos en cuestión incluyen una nueva píldora para tratar el COVID-19 desarrollada por Pfizer. La empresa afirma que la píldora fue muy eficaz en sus ensayos, reduciendo el riesgo de que un paciente infectado muera o sea hospitalizado en un 89%. Según el Washington Post, "el efecto del fármaco de Pfizer fue tan fuerte a mitad del estudio que un comité independiente que supervisaba el ensayo clínico recomendó que se detuviera antes".
Otra empresa, Merck, ha desarrollado una píldora que, según dice, reduce las probabilidades de enfermedad grave y muerte en un 50%, y solicitó la aprobación de la FDA el mes pasado. Todavía está a la espera de la aprobación, aunque fue aprobada el 5 de noviembre en el Reino Unido.
En cuanto al tratamiento de Pfizer, ya se ha presentado la solicitud de aprobación de emergencia de la FDA. Estamos literalmente a la espera de que se decidan a reunirse (¡virtualmente!) para discutirlo, y aparentemente la FDA no lo hará hasta después de las festividades de Acción de Gracias. Esto significa que los tratamientos de Pfizer no empezarán a administrarse hasta diciembre como mínimo.
Para que quede claro, no soy médico y no puedo atestiguar que estos tratamientos sean, de hecho, tan eficaces como afirman los ensayos de las empresas. Pero lo que sí puedo decir con certeza es que, con 750.000 muertes estadounidenses a causa del COVID-19 y miles más que mueren todas las semanas, los enfermos deberían tener la opción legal de tomar estos tratamientos si lo desean.
Como señaló Tim Carney, del Washington Examiner, "en los últimos 30 días, más de 37.000 personas murieron de COVID en Estados Unidos, según los CDC. En los próximos 35 días, [el tratamiento de Pfizer] podría evitar decenas de miles de muertes evitables. Pero en lugar de eso, la FDA no deja que Pfizer venda inmediatamente un medicamento que sabe que puede salvar vidas".
The FDA is killing thousands of people by delaying Pfizer’s and Merck’s COVID treatments https://t.co/QPTZWXLfyu
— Tim Carney (@TPCarney) November 10, 2021
"Este no es el comportamiento de un gobierno empeñado en maximizar la salud pública", concluyó Carney. "Esto es una burocracia religiosamente dedicada a sus propias reglas tediosas hasta el punto de derrotar su propio propósito de existencia".
Así es. Este último fracaso de la FDA ofrece un doloroso recordatorio de cómo las burocracias gubernamentales atrincheradas y poderosas amenazan el progreso y perjudican a la sociedad. Es una lección que vale la pena recordar mucho después de que termine la pandemia.