En 1938, el gobierno de EE.UU. aprobó la Ley de Normas Laborales Justas (Fair Labor Standards Act), que establecía una semana laboral de cuarenta horas, fijaba un salario mínimo y prohibía el trabajo infantil. Gracias a este tipo de legislación, a menudo se atribuye al gobierno el mérito de haber hecho más seguro y justo el entorno laboral estadounidense. Sin embargo, como demuestran Antony Davies y James Harrigan con datos históricos, las fuerzas del mercado ya facilitaban las cosas al trabajador estadounidense mucho antes de la FLSA.
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Publicado originalmente el 23 de agosto de 2017