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viernes, septiembre 20, 2024
Crédito de la imagen: marcoianna3, Pixabay

El Señor de los Anillos y los colectivos


El uso de la propaganda, el miedo y la violencia para mantener el control sobre la sociedad, como se observa en los regímenes históricos, refleja el modo en que Sauron utiliza su Anillo para manipular y dominar.

Tras la nueva, y bastante impopular, serie de Amazon Prime Los Anillos del Poder y la recién anunciada serie de anime El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim, la saga y el lore de El Señor de los Anillos vuelven a ser tendencia. ¿Y por qué no? Magia, batallas, elfos, justicia, colectivismo… Así es, colectivismo.

Los héroes de LOTR nos enseñan valiosas lecciones, pero nunca nos habíamos dado cuenta de que los villanos también lo hacen. Las fuerzas de Sauron contra las fuerzas de la Comunidad y sus aliados son en realidad una batalla entre colectivismo e individualismo. Me explico.

Sauron, los Orcos y el Anillo Único que los Gobierna a Todos

Tolkien hizo un trabajo tan bueno con las figuras antagónicas de la Tierra Media que pocos nos tomamos el tiempo de analizarlas en profundidad. Sauron es esencialmente un ángel caído que, junto con Morgoth (una deidad caída), pretende destruir todo lo bueno de la Tierra Media e imponer su voluntad a todas las criaturas. Su enfoque refleja lo que George Orwell describió críticamente en sus escritos sobre el totalitarismo, donde el poder, centralizado en manos de unos pocos, no es un medio para alcanzar un fin, sino el fin en sí mismo. Al igual que los regímenes criticados por Orwell, el afán de dominación de Sauron pretende eliminar la libertad y absorber a todos en un colectivo bajo su control.

La creación del Anillo Único por parte de Sauron sirve como instrumento definitivo de poder, simbolizando los medios a través de los cuales los regímenes autoritarios tratan de eliminar la individualidad y la disidencia. En esto vemos lo que Ayn Rand criticaba de las ideologías colectivistas: que en la búsqueda del poder, las identidades y aspiraciones individuales son suprimidas en favor del «bien colectivo». Los orcos, corrompidos desde su naturaleza élfica original, sirven como ejemplo perfecto de esta deshumanización, convirtiéndose en meras herramientas para la voluntad de Sauron, despojados de su individualidad y deseos personales.

Rand, en su crítica al colectivismo, enfatizó cómo esta supresión de la individualidad convierte a las personas en nada más que «sirvientes del colectivo». Los orcos, criados como patatas del barro para nada más que la crueldad y la obediencia, reflejan perfectamente este proceso. El deseo de Sauron de ejercer un control absoluto refleja cómo los regímenes colectivistas a lo largo de la historia -ya sea bajo Stalin, Hitler o Mao- trataron de suprimir la individualidad, convirtiendo a las personas en extensiones del estado.

Aragorn, los elfos y la Comunidad del Anillo

En el otro lado del espectro están los héroes: nuestra querida Comunidad del Anillo y sus aliados. Tolkien enfatizó el marcado contraste entre el bien y el mal dando profundidad y riqueza a los personajes del lado del bien. A diferencia de los orcos, que sólo existen para servir a la voluntad de Sauron, las criaturas «buenas» de la Tierra Media poseen aspiraciones, deseos e identidades individuales. Esto refleja la importancia de la individualidad, un tema central para pensadores como Friedrich Hayek y Ayn Rand, que defendían que la libertad individual es la base del progreso y el florecimiento humano.

El viaje de Frodo, que pasa de ser un hobbit ordinario a un valiente héroe, encarna este espíritu de crecimiento individual y autodeterminación. En muchos sentidos, su historia coincide con la filosofía del individualismo que defendían Rand y otros, en la que la responsabilidad personal y la autodeterminación son los motores clave del potencial humano. La Comunidad, formada por individuos con sus propios antecedentes, personalidades y habilidades, lucha no sólo para derrotar a Sauron, sino para preservar la libertad de cada individuo de seguir su propio camino.

Esto contrasta directamente con la visión colectivista encarnada por Sauron, en la que el individuo queda subsumido en el colectivo. Como advirtió Hayek en Camino de servidumbre, el control centralizado de la sociedad conduce inevitablemente a la supresión de la libertad personal. La lucha de la Comunidad no es sólo una batalla contra las fuerzas de Sauron, sino una batalla para proteger el derecho a la libertad individual, la creatividad y el crecimiento.

Sauron en el mundo real y la libertad

Poco sabíamos que todos los días luchamos contra Saurones de la vida real, aquellos que tratan de imponer su voluntad a los demás a través del colectivismo y el autoritarismo. La historia nos ha dado muchas figuras de este tipo -Stalin, Hitler, Lenin y Mao-, líderes que, como Sauron, trataron de despojar a los individuos de sus derechos y moldear la sociedad para adaptarla a su propia visión. La crítica de Orwell a estos regímenes pone de relieve el peligro inherente a este tipo de poder. En Rebelión en la granja, Orwell señalaba la ironía de que, aunque las ideologías colectivistas suelen prometer igualdad, acaban creando nuevas jerarquías en las que «unos son más iguales que otros».

En este sentido, la dominación de Sauron refleja las mismas tendencias opresivas que se encuentran en estos ejemplos de colectivismo del mundo real. El uso de la propaganda, el miedo y la violencia para mantener el control sobre la sociedad, como se ve en estos regímenes históricos, refleja la forma en que Sauron utiliza su Anillo para manipular y dominar. Estudiosos como Robert Conquest y Richard Pipes, que escribieron extensamente sobre la Unión Soviética, han documentado cómo los regímenes colectivistas erosionaron sistemáticamente los derechos y libertades individuales en favor de una ideología colectiva.

Unirse a la Hermandad de la Libertad

Al igual que la Tierra Media tenía su Hermandad, el mundo real tiene sus propios campeones de la libertad, aquellos que lucharon y siguen luchando por la libertad individual. Pensadores como Frédéric Bastiat, Adam Smith, Henry Hazlitt y Ayn Rand han formado parte de esta Hermandad durante siglos, defendiendo los principios del individualismo, el libre mercado y la responsabilidad personal. La Ley de Bastiat, por ejemplo, defendía que el papel del gobierno debía limitarse a proteger los derechos individuales, una filosofía que se opone directamente a la visión colectivista que representa Sauron.

Debemos formar parte de esta Comunidad y continuar la lucha por la libertad. Como los héroes de Tolkien, debemos oponernos al colectivismo y al «Anillo Único que los gobierna a todos», las fuerzas que pretenden despojarnos de nuestra individualidad, nuestros derechos y nuestra prosperidad.


  • Fabricio Antezana Duran es Asociado de Contenido Digital en la Fundación para la Educación Económica.