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martes, abril 7, 2020

Una alternativa a la estrategia del encierro en la lucha contra el Coronavirus


Una solución obviamente mejor que hundir la economía mundial en una gran depresión es un mayor uso del "laissez-faire".

La actual estrategia contra el coronavirus de la mayoría de los gobiernos es una receta para un desastre económico mundial. En muchos países, la estrategia de confinamiento y de obligar a cerrar las tiendas es un camino seguro hacia el fracaso de las empresas a gran escala. Es probable que la cascada de repercusiones económicas y financieras que se avecina conduzca a otra Gran Depresión.

Los costos de la prolongación 

Italia, por ejemplo, ya tenía una relación deuda/PIB del 135% antes de la crisis. Es difícil imaginar cómo podrá pedir más préstamos sin el compromiso de otros países europeos de responsabilizarse conjuntamente de más deuda italiana, algo a lo que los países del norte de Europa todavía se oponen firmemente. El Banco Central Europeo ya está imprimiendo dinero como loco, y otra situación parecida a la de Grecia hará que aumente aún más el número de imprentas. Ya hemos pasado por esto muchas veces, donde la cura es claramente mucho peor que la enfermedad. La hiperinflación alemana de 1921-1923 creó una resentida y empobrecida clase media que finalmente condujo al ascenso al poder de Hitler.

El coronavirus (SARS-CoV-2) que se originó en China es altamente contagioso. Más del 80% de los pacientes muestran sólo síntomas leves similares a los de la gripe, pero para el 20 % restante, en su mayoría ancianos o personas con condiciones preexistentes, el virus puede ser mortal. Para salvar vidas a corto plazo, toda la población de Europa se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario y muchas empresas han llegado a la bancarrota al no poder obtener beneficios debido a la inactividad.

La actual estrategia de bloqueo es una sombría elección de (supuestamente) menos muertes a corto plazo contra un número mucho mayor de muertes a largo plazo.

La estrategia actual no es detener el virus en su camino, sino propagar el contagio para que el pico sea un nivel más manejable para el sistema de salud. Los gobiernos siguieron el consejo sesgado de los profesionales de la salud sin sopesar realmente todos los pros y los contras. Esta prolongación en el tiempo, sin embargo, tendrá un gran costo económico y humano.

El desempleo se correlaciona con la muerte

A largo plazo, se perderán más vidas si continuamos con esta estrategia. ¿Cuántas víctimas de la ruina financiera terminarán con sus propias vidas? En la era moderna, por cada 1% de aumento en la tasa de desempleo, ha habido típicamente un aumento de alrededor del 1% en el número de suicidios. Un estudio realizado por Brenner en 1979, encontró que por cada 10% de incremento en la tasa de desempleo, la mortalidad aumentaba en un 1,2%, las enfermedades cardiovasculares en un 1,7 %, la cirrosis del hígado en un 1,3 %, los suicidios en un 1,7 %, los arrestos en un 4 %, y las agresiones reportadas en un 0,8 % (ver aquí). ¿Cuántas vidas perdidas de los 300 millones de habitantes de los EE.UU. representan una tasa de desempleo del 10, 15 y 20 %? 

El uso del mercado libre da otra estrategia para controlar la propagación del coronavirus. Por ejemplo, ahora tenemos pruebas contundentes de ensayos en Francia y China de que en el 75 % de los casos una combinación de dos fármacos antipalúdicos muy conocidos (hidroxicloroquina en combinación con el antibiótico azitromicina) puede reducir la carga viral a casi cero después de sólo seis días (las complicaciones suelen llegar después del 6to día). Estos fármacos podrían hacer que los efectos latentes del virus de Wuhan fueran tan leves en un 20% como el otro 80%, y recientemente se autorizó su uso.

Hay muchas otras combinaciones de drogas posibles que podrían ofrecer resultados similares, pero las regulaciones de la FDA y la EMA que requieren pruebas a largo plazo hacen mucho más difícil que estas drogas estén disponibles a tiempo para tratar el virus. Sin embargo, la economía mundial está en juego y no podemos sentarnos a discutir sobre la calidad del agua mientras nuestra casa se quema.

Es ingenuo pensar que las empresas y las personas no se adaptarán a la amenaza percibida.

Una solución obviamente mejor que hundir la economía mundial en una gran depresión es un mayor uso del “laissez-faire”. La actual estrategia de cierre es una sombría elección de (supuestamente) menos muertes a corto plazo contra un número mucho mayor de muertes a largo plazo. Debemos volver a una situación normal lo antes posible. Tenemos que liberar a las medicinas de las reglamentaciones excesivas sobre las medicinas y hacerlas ampliamente disponibles (con las dosis y advertencias apropiadas) en todas partes a un precio de mercado sin necesidad de un récipe médico. Necesitamos que los mercados sean libres para que puedan ofrecer una amplia gama de medicamentos.

Estrategia orientada al mercado

El argumento no es para no tener estrategia, sino para permitir que los mercados definan la estrategia. Por ejemplo, los ancianos podrían considerar la posibilidad de tomar cloroquina de manera preventiva; tiene una larga historia de ser tomada para prevenir la malaria en África. Es ingenuo pensar que las personas no pueden informarse y tomar las medidas apropiadas para su propia salud.

También es ingenuo pensar que las empresas y las personas no se adaptarán a la amenaza percibida. Los restaurantes pueden sentar a los clientes a varios metros de distancia. Los camareros y cocineros pueden usar máscaras y guantes. Hay un número infinito de formas innovadoras en las que la gente se adaptará. El hecho de que no podamos imaginar una solución de mercado voluntaria no significa que no exista. Corea del Sur es un ejemplo a emular. En lugar de un cierre autoritario de su pueblo, adoptó un enfoque mucho más liberal frente al problema y ya está mostrando resultados prometedores.

Esta estrategia orientada al mercado no está obviamente exenta de riesgos, pero debemos alejarnos de la actual mentalidad defensiva de búnker del siglo XVI y considerar alternativas económicas menos desastrosas.


  • Frank Hollenbeck is a financial consultant who worked for the State Department as senior economist, Caterpillar overseas as chief economist, and Director of Research at the Banque Eduard Constant in Geneva.