Senador demócrata se opone a la expansión de gastos por $3.5 billones de dólares

El senador Manchin merece que se le de crédito porque al menos reconoce que el gobierno federal norteamericano no es Santa Claus.

Los progresistas de Washington DC están tratando de impulsar un asombroso paquete de gastos por "infraestructura humana" de $3.5 billones de dólares en el Congreso. Se trata de una de las mayores propuestas para la ampliación de un Estado con beneficios sociales en la historia de Estados Unidos. Pero no todos los demócratas están de acuerdo con este plan radical. 

El senador de Western Virginia, Joe Manchin, un demócrata moderado, acaba de pronunciarse en contra de la propuesta de gastos, lo que probablemente lo condenará, al menos por ahora, dada la división partidista 50-50 en el Senado.   

"Apretemos el botón de pausa", dijo Manchin el miércoles. "Vamos a sentarnos. Veamos qué pasa. Tenemos mucho en nuestro tablero. Realmente tenemos mucho. Creo que eso sería lo más prudente y sabio".

Para ser claros, el senador no es un absolutista del libre mercado ni un conservador fiscal, ni mucho menos. Subrayó que cree que hay "muchas cosas buenas" en el proyecto de ley y que, en general, es partidario del aumento del gasto público en varias áreas. Pero, Manchin está por lo menos en contacto con la realidad económica, algo que desgraciadamente no puede decirse de muchos de sus colegas en Washington.

"Algunos en el Congreso tienen la extraña creencia de que hay un suministro infinito de dinero para hacerle frente a cualquier crisis actual o futura y que gastar billones y billones no tendrá ninguna consecuencia negativa en el futuro", escribió el senador en un artículo de opinión del Wall Street Journal para explicar su oposición. "No estoy de acuerdo".

"Una economía sobrecalentada ha impuesto un costoso 'impuesto inflacionario' a los estadounidenses de clase media y trabajadora", continuó Manchin. "Con $28.7 billones de dólares y creciendo, la deuda de la nación ha alcanzado niveles récord. Ahora los líderes demócratas del Congreso proponen aprobar el mayor proyecto de ley de gasto de la historia sin tener en cuenta la creciente inflación, la deuda paralizante o la inevitabilidad de futuras crisis. Ignorar las consecuencias fiscales de nuestras decisiones políticas creará un futuro desastroso para la próxima generación de estadounidenses".

Ciertamente, algunos de los argumentos de Manchin y sus peticiones de un gasto gubernamental menor no están en consonancia con los principios del libre mercado. Pero su oposición general a la borrachera de gastos se basa en una realidad económica básica: las compensaciones. Algunos legisladores progresistas se adhieren a una teoría radical conocida como "Teoría Monetaria Moderna", que postula que el gobierno federal puede simplemente imprimir dinero para financiar un gasto casi ilimitado en beneficios sociales. Sin embargo, como reconoce Manchin, no existe un almuerzo gratis y todo tiene un costo. 

"La verdad es que el gobierno no puede dar si no lo toma de alguien", explicó el economista Ludwig von Mises en su famoso libro Bureaucracy. "El gobierno y sus jefes no tienen los poderes del mítico Santa Claus. No pueden gastar si no es sacando del bolsillo de unos en beneficio de otros".

El gasto gubernamental debe financiarse en última instancia con nuevos impuestos, añadiendo deuda, o mediante la impresión de nuevo dinero, lo que conduce a la inflación de los precios. En realidad, las compensaciones son ineludibles. Y los costos de los $3.5 billones de dólares de gasto propuestos son realmente asombrosos. Independientemente de nuestros desacuerdos, el senador Manchin merece que se le de crédito por al menos reconocer que el gobierno federal no es Santa Claus.