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miércoles, agosto 6, 2025 Read in English
Crédito de la imagen: FEE

Por qué la burocracia frena a los emprendedores mexicanos


Los costos ocultos de hacer negocios en México.

Imagina que Steve Jobs o Jeff Bezos hubieran tenido que obtener quince permisos, pagar múltiples impuestos o cuotas sin relación entre sí y lidiar con unos servicios públicos poco fiables antes de poner en marcha sus negocios. El mundo podría haberse perdido Apple y Amazon. Para muchos aspirantes a emprendedores en México, esto es lo que se encuentran.

Hace unos años, visité un extenso mercado de libros usados en el barrio de Lagunilla, en la Ciudad de México. Estaba en una de mis habituales búsquedas de tesoros, en busca de textos económicos raros o novelas olvidadas, cuando escuché una conversación que me dejó una profunda impresión. El vendedor, un hombre de mediana edad con un conocimiento enciclopédico de métodos educativos, le explicaba a un cliente que soñaba con fundar su propia escuela. Imaginaba un sistema educativo superior al conocido método Kumon, desarrollado en la década de 1950 para ayudar a los estudiantes a dominar las matemáticas y la lectura mediante hojas de ejercicios diarios repetitivos y adaptados al ritmo de cada alumno.

Pero allí estaba, vendiendo libros usados y ahorrando todo lo que podía. «Cuando haya ahorrado lo suficiente», dijo con determinación y esperanza, «dejaré este puesto y abriré mi escuela». Sonreí ante su pasión, pero el optimismo duró poco. Conocía demasiado bien los obstáculos a los que se enfrentaría para hacer realidad su idea en el entorno empresarial a menudo hostil de México.

La promesa de México y su trampa

México, con su vibrante cultura y su gran mercado interno, debería ser un punto de atracción natural para los emprendedores. Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) representan el 99,8 % de todas las empresas del país y dan empleo a alrededor de 27 millones de personas, lo que supone el 68 % del empleo en el sector empresarial. Contribuyen aproximadamente al 52 % del PIB de México. Las MIPYMES son motores vitales de inclusión, innovación y desarrollo regional. Sin embargo, a diferencia de Estados Unidos, donde crear una empresa se celebra a menudo como una iniciativa valiente y noble, los emprendedores en México se enfrentan con frecuencia a la desconfianza social, un laberinto burocrático, un acceso financiero limitado y una inseguridad sistémica que frenan su potencial.

Como deja claro Emprender México 2024, un informe de nuestros colegas de Caminos de la Libertad, estos retos no son meramente anecdóticos. El riguroso análisis de 64 municipios mexicanos pone de manifiesto dónde y por qué el emprendimiento tiene dificultades para arraigar.

Donde los negocios (apenas) pueden respirar

El índice Emprender México 2024 evaluó los municipios en cinco áreas críticas:

  • Creación de empresas (tiempo, costo, permisos).
  • Contratación de trabajadores (impacto del salario mínimo, densidad sindical).
  • Acceso a la electricidad (costo y fiabilidad; aunque la electricidad es suministrada por el gobierno, la calidad del servicio varía entre los municipios).
  • Impuestos y tasas.
  • Seguridad y estado de derecho.

A la cabeza de la clasificación se encuentran ciudades como Puerto Vallarta (Jalisco), Mérida (Yucatán), Pachuca (Hidalgo), Chihuahua (Chihuahua) y Aguascalientes (Aguascalientes). Estos municipios, según los estándares mexicanos, ofrecen un entorno comparativamente mejor, con una combinación de mayor seguridad, menos trámites burocráticos, una carga fiscal más moderada y unas infraestructuras más fiables. Representan islas de relativa cordura para los empresarios locales que se esfuerzan por crear una empresa. Sin embargo, es fundamental contextualizar esto. Incluso estas «mejores» ciudades de México siguen presentando obstáculos considerables en comparación con la facilidad para hacer negocios en centros empresariales reconocidos a nivel mundial. Por ejemplo, el Índice de Complejidad Empresarial Global 2025 clasifica a México como la tercera jurisdicción más compleja del mundo, lo que pone de relieve que incluso sus ciudades más favorables operan dentro de un marco nacional fundamentalmente difícil.

En la parte inferior de la lista se encuentran las ciudades donde las barreras para los negocios son más altas. Nuevo Laredo (Tamaulipas), Boca del Río (Veracruz), Tapachula (Chiapas), Benito Juárez (Quintana Roo) y Centro (Tabasco) conforman el panorama más desolador. Estos municipios sufren de una burocracia excesiva, servicios públicos poco fiables y un estado de derecho débil.

Nuevo Laredo, por ejemplo, ocupa el último lugar en la clasificación general. Los empleadores se enfrentan a mercados laborales inflexibles y a un salario mínimo que, en relación con los ingresos locales, desalienta la contratación. La ciudad también obtiene malos resultados en materia de seguridad jurídica y condiciones para la creación de empresas. Por su parte, Boca del Río ofrece el proceso más engorroso para crear una empresa: más trámites, más tiempo y mayores costes.

De los datos se desprende una clara tendencia: las ciudades del norte y el centro de México tienden a ofrecer un terreno más fértil para los negocios, mientras que las del sur y el sureste se quedan atrás. Tapachula (Chiapas), Villahermosa (Tabasco) y Oaxaca (Oaxaca) se ven frenadas por un suministro eléctrico poco fiable, un alto nivel de informalidad y unos sistemas jurídicos frágiles.

Esta disparidad regional no es nueva, pero resulta alarmante en un país que necesita un crecimiento inclusivo. Los emprendedores del sur se enfrentan a retos estructurales que sus homólogos del norte, aunque lejos de ser inmunes, a veces pueden sortear con mayor facilidad.

Las múltiples caras del problema

Crear una empresa no es solo cuestión de rellenar formularios. Se trata de si el entorno permite que tu idea respire.

  • Permisos y costos: En Hermosillo, es posible que solo necesites unos pocos permisos y que los costos sean moderados en relación con los ingresos. En Boca del Río, tendrás que lidiar con más trámites, más esperas y gastos relativamente más elevados.
  • Normativa laboral: En lugares como Nuevo Laredo y Matamoros, la alta densidad sindical y los salarios mínimos rígidos hacen que la creación de empleo sea arriesgada y costosa.
  • Seguridad: Los emprendedores no pueden prosperar con miedo. Mérida y Tepic ofrecen algunos de los entornos más seguros del país, mientras que ciudades como Naucalpan y Ecatepec ocupan los últimos puestos en cuanto a percepción de seguridad y confianza en las fuerzas del orden.
  • Impuestos: Los bajos tipos impositivos ayudan, pero no lo son todo. Las ciudades con impuestos bajos pero instituciones débiles o una mala regulación siguen teniendo dificultades para atraer y retener a las empresas.

¿Qué hay que cambiar?

El vendedor de libros que conocí en el mercado de Lagunilla es solo uno de los muchos cuyos sueños se ven retrasados o frustrados por estas barreras.

El estudio Emprender México 2024 ofrece un plan de acción:

  • Reducir la burocracia para que las ideas puedan pasar más rápidamente del sueño a la realidad.
  • Fortalecer el estado de derecho para que los emprendedores puedan operar sin temor a cierres arbitrarios o extorsiones.
  • Fomentar políticas laborales que permitan contratar sin costes ni riesgos excesivos.

Espero ver un México en el que personas creativas y trabajadoras, como el hombre del puesto de libros, puedan hacer realidad sus ideas sin tener que luchar contra un laberinto de regulaciones, servicios poco fiables o la desconfianza de la sociedad. Un México que acoge a los emprendedores es un México que puede ofrecer prosperidad compartida, no solo para unos pocos ricos, sino para todas las comunidades del país.


  • Sergio Adrián Martínez García es Asociado Editorial en FEE. Es un economista mexicano de la Universidad Autónoma de Nuevo León con experiencia en el sector público como director de área en la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.