Nuevo estudio revela que la mitad de los estudiantes norteamericanos, que han pedido un préstamo, se arrepienten de haberse endeudado

En contra de la creencia popular, los préstamos garantizados por el gobierno están empeorando las cosas.

Un nuevo estudio publicado por Ramsey Solutions ha descubierto que el 53% de los que pidieron préstamos estudiantiles para pagar los estudios dicen que se arrepienten de haberlo hecho. De hecho, el 43% de los prestatarios dice que se arrepiente de haber ido a la universidad.

"Los préstamos estudiantiles a menudo conducen a una sensación de arrepentimiento y a sentirse atascado", concluye el estudio. "Los encuestados se sienten mal informados sobre las opciones alternativas para cubrir los costos universitarios. De hecho, el 71% de los que pidieron préstamos estudiantiles para pagar la universidad dicen que desearían haberse informado mejor sobre la deuda antes de asumirla".

La deuda de los préstamos estudiantiles es ciertamente una carga enorme, y muchos estudiantes se están dando cuenta de que una educación universitaria no les da necesariamente la ventaja competitiva que esperaban. Pero hay otros factores en juego que pueden darnos una mejor idea de por qué está sucediendo esto.

Uno de los principales problemas es la participación del gobierno en el sistema educativo. Cuando el gobierno garantiza los préstamos a los estudiantes, por ejemplo, hace que las universidades aumenten sus matrículas (como hemos comentado en FEE.org aquí, aquí y aquí). Esencialmente, el gobierno está subvencionando a los estudiantes y, por tanto, animándoles a seguir una educación superior, incluso cuando ésta no sea la más adecuada para ellos. Estas subvenciones conducen a una demanda artificialmente inflada, lo que conduce a precios más altos. Así que no sólo se está engañando a los estudiantes sobre el valor de la educación universitaria, sino que también están pagando mucho más por ella de lo que pagarían en ausencia de la interferencia del gobierno.

Y, sin embargo, cuando los estudiantes se gradúan, muchos de ellos se dan cuenta de que su título no es tan útil y de que les habría ido mejor si hubieran seguido otro camino educativo o si hubieran entrado en el mercado laboral antes. Es una situación muy dura, y no es de extrañar que sientan arrepentimiento.

Pero aunque los individuos deben ser responsables de sus propias decisiones, sería un error pasar por alto el papel que el gobierno desempeñó en la creación de este problema. Al fin y al cabo, fue el gobierno quien los engatusó para que fueran a la universidad con dinero fácil. Y seamos sinceros, es difícil rechazar los generosos préstamos y becas cuando tienes 18 años y todo el mundo te dice que la universidad es el mejor camino a seguir.

Pero cuando llega el día de la verdad, muchos jóvenes-adultos se dan cuenta de su error. La pregunta que queda, sin embargo, es si reconoceremos cómo las buenas intenciones del gobierno contribuyeron a la creación del problema.