No envidies el multimillonario imperio de Rihanna. Celébralo

El ascenso de Rihanna, una inmigrante pobre de Barbados, a estrella mundial y empresaria multimillonaria revela el poder y la realidad del sueño norteamericano.

Forbes reportó que Rihanna es ahora multimillonaria y algo más.

Forbes calcula que la riqueza de la cantante pop y empresaria asciende a 1.700 millones de dólares, lo que la convierte en la artista musical femenina más rica del planeta y en la segunda artista femenina más rica (por detrás de Oprah). Pero pocos saben que la mayor parte de la riqueza de Rihanna no procede de su carrera en el mundo del espectáculo.

"La mayor parte de su fortuna (unos 1.400 millones de dólares) proviene del valor de Fenty Beauty, de la que Forbes puede confirmar que posee el 50%", informa Forbes. "Gran parte del resto se debe a su participación en su empresa de lencería, Savage x Fenty, con un valor estimado de 270 millones de dólares, y a sus ganancias por su carrera como músico y actriz que encabeza las listas de éxitos".

Es justo decir que Rihanna, de 33 años, es un ejemplo vivo del sueño americano. Y merece la pena examinar cómo llegó hasta aquí.

"Si esa chica sabe cantar"

Robyn Rihanna Fenty nació el 20 de febrero de 1988 en una pequeña parroquia de Saint Michaels, en Barbados. Hija de un contador y una encargada de almacén, Rihanna se crió en un bungalow de tres habitaciones junto a sus dos hermanastros y dos hermanastras.

La vida era dura en Barbados, un país relativamente pobre (el PIB per cápita es menos de un tercio del de Estados Unidos). Rihanna sufría de migrañas persistentes y vendía ropa en la calle con su padre, un hombre abusivo que luchaba contra las adicciones al alcohol y al crack.

"Siempre me dije: 'Nunca voy a salir con alguien como mi padre, nunca'", dijo Rihanna a Dianne Sawyer en una entrevista de 2009. (Cabe señalar que Rihanna hizo esta declaración mientras hablaba de su relación abusiva con el cantante Chris Brown).

Cuando Rihanna tenía 14 años, sus padres se habían divorciado. Pero para entonces había desarrollado una pasión por el reggae y pronto crearía un pequeño grupo musical con un par de compañeros de clase. Eso la llevaría a su gran oportunidad.

En el verano de 2003, Rihanna y su grupo fueron invitados a una audición ante Evan Rogers, un compositor y productor estadounidense que estaba de vacaciones en Barbados con su mujer. Resulta que la mujer de Rogers era amiga de la madre de uno de los amigos de Rihanna, así que se organizó una actuación en la suite del hotel de Rogers.

Rogers dijo que recuerda el momento en que conoció el carisma de Rihanna.

"En el momento en que Rihanna entró en la habitación, fue como si las otras dos chicas no existieran", decía Rogers. "Me dije: 'Si esa chica sabe cantar', entonces... ¡santo cielo!".

Rogers quedó tan impresionado con Rihanna, que por aquel entonces sólo tenía 15 años, que habló con su madre y consiguió que viniera a Connecticut para grabar un demo ó prueba de cuatro canciones. Rihanna acabaría quedándose con la familia Rogers.

"Cuando me fui de Barbados, no miré hacia atrás", diría Rihanna más tarde. "Quería hacer lo que tenía que hacer, incluso si eso significaba mudarme a Estados Unidos".

El sueño norteamericano

En diciembre de 2004, Rihanna había grabado la canción caribeña "Pon de Replay". El demo le llegó a Def Jam Recordings y aterrizó en la mesa del rapero Jay-Z, presidente del sello. Invitó a Rihanna a Nueva York y la hizo volar, a pesar de que en un principio consideró que la canción era "demasiado grande" para ella.

La opinión de Jay-Z cambió rápidamente cuando vio a Rihanna actuar.

"Tardé dos minutos en ver que era una estrella", dijo Jay-Z más tarde.

Jay-Z contrató a Rihanna en el acto, literalmente. Rihanna esperó en el despacho de Jay-Z hasta las 3 de la mañana mientras los abogados se encargaban de firmar un contrato de seis álbumes con Def Jam.

Rihanna firmó el contrato de sus sueños y en 2006 lanzó su segundo álbum de estudio -A Girl like Me- y cuatro sencillos, entre ellos el éxito "SOS", que llegó a la cima de la lista Billboard Hot 100, donde permaneció tres semanas consecutivas. Su tercer álbum se publicó al año siguiente y alcanzó el número 2 en EE.UU. y Australia y encabezó las listas en Brasil, Canadá, Irlanda y el Reino Unido.

En mayo de 2007, Rihanna lanzó su tercer álbum de estudio (cuarto en total) -Good Girl Gone Bad-, que hasta la fecha ha vendido más de 9 millones de copias. Pronto Rihanna empezó a lanzar singles con Eminem, como el megahit "Love the Way You Lie", que vendió más de 12 millones de copias sólo en Estados Unidos (y se convirtió en el single más vendido de Eminem).

De cantante desconocida a multimillonaria

El resto, como se dice, es historia.

Rihanna se convirtió en una estrella, con papeles en películas de gran éxito, algunas malas (Battleship) y otras buenas (Home). Le siguieron otras oportunidades, como ofertas para el espectáculo del descanso de la Super Bowl (que rechazó) y empresas. Estas empresas incluyen la ya mencionada Fenty Beauty, una marca de cosméticos que Rihanna lanzó en 2017, así como Savage x Fenty, una empresa de lencería en la que Rihanna supuestamente tiene una participación de $270 millones de dólares.

Cuando se conoció la noticia de la enorme riqueza de Rihanna, la gente reaccionó naturalmente de diferentes maneras. Algunos reaccionaron con desprecio y asco.

"Dejen de glorificar a los multimillonarios, por favor", escribió un usuario que compartió un tuit viral denunciando el acaparamiento de riqueza.

"Si un mono acaparara más plátanos de los que puede comer, mientras la mayoría de los monos se mueren de hambre, los científicos estudiarían a ese mono para averiguar qué demonios le pasa. Cuando los humanos lo hacen, los ponemos en la portada de Forbes".

Esta no es la manera de responder a esto. Esas opiniones tienen su origen en la ignorancia y la envidia, fuente de muchos males modernos.

La idea de que los multimillonarios acaparan montañas de riqueza es una noción popular, pero profundamente errónea. Además, la capacidad de los humanos para crear riqueza, comerciar, almacenar valor y establecer derechos de propiedad es precisamente lo que nos diferencia del reino animal.

Afortunadamente, muchas personas felicitaron y elogiaron a Rihanna. Algunos incluso destacaron la belleza de la idea de que esta pobre inmigrante de Barbados estuviera creando puestos de trabajo y riqueza para otros.

Esta es la reacción adecuada a la extraordinaria historia de Rihanna.

Estados Unidos: El país de las oportunidades

El ascenso de Rihanna de una cantante sin nombre a estrella mundial y a empresaria multimillonaria es extraordinario, pero es sólo uno de los innumerables relatos en la historia de Estados Unidos en los que los pobres se hacen ricos. Estas historias, cabe señalar, involucran a personas de todas las razas, colores, credos y géneros.

Sarah Breedlove, alias Madam C.J. Walker, era una afroamericana nacida en Louisiana dos años después al fin de la esclavitud. Al enviudar a los 16 años, perdió casi todo su cabello. Así que decidió lanzar un negocio de cuidado del cabello. El negocio se convirtió en un imperio y se hizo millonaria.

Samuel B. Fuller era tan pobre que abandonó la escuela en sexto grado. Su madre murió cuando él era todavía un adolescente, dejando a Fuller a cargo de sus seis hermanos. Con un préstamo de $25 dólares, puso en marcha un negocio de jabones que acabó transformándose en un imperio empresarial y convirtió a Fuller en uno de los hombres más ricos del mundo.

El inventor Jan Ernst Matzeliger, cuya madre era esclava, se convirtió en el "Henry Ford de los zapatos" tras revolucionar el proceso de producción. Don King, quizá el promotor de boxeo más exitoso de la historia, se hizo rico tras pasar cuatro años en prisión por matar a pisotones a uno de sus antiguos empleados de apuestas. La mencionada historia de Oprah es igual de impactante (aunque menos macabra).

El hilo que conecta a estas historias es que cada una de ellas implica a un notable empresario que poseía un extraordinario talento para crear valor para los demás. Al hacerlo, enriquecieron las vidas de otros y se enriquecieron en el proceso.

Hay innumerables historias similares. Y nos recuerdan que Estados Unidos era -y sigue siendo- una tierra de oportunidades ilimitadas.

No se trata de negar la complicada historia de desigualdad racial y de género de Estados Unidos, ni sus pecados de esclavitud y Jim Crow. Sólo se trata de decir que estos pecados no definen a Estados Unidos, y que no se debe permitir que ofusquen la verdad de que el sistema capitalista de Estados Unidos ha sido una fuente de mucha prosperidad para muchos.

Hoy en día se oye mucho que Estados Unidos es un lugar opresivo, una tierra retorcida por el racismo y el sexismo sistémico. Por eso, nos dicen, la nación debe ser corregida y que hay que dar el poder a los que la corregirán.

Pero pregúntese: ¿en qué otro lugar del mundo podría una pobre chica de Barbados, que vendía ropa en las calles, llegar a tales alturas? ¿En qué otro lugar podría emigrar la hija de un adicto al crack y convertirse en la segunda artista más rica del mundo antes de cumplir sus 34 años?