El único presidente que realmente redujo el gobierno.
Hoy hace cien años, en un frío 4 de marzo de 1925, el presidente Calvin Coolidge fue investido de nuevo tras su reelección el noviembre anterior. Es un ejemplo clásico de un hombre mucho más sabio que todos los críticos que lo subestimaron.
El «retorno del sentido común» del que tanto se habla hoy en día recuerda a su enfoque del gobierno. La filosofía de gobierno limitado de Coolidge hacía hincapié en la eficiencia, la moderación y el respeto a la Constitución. Quería ser recordado más por lo que detuvo o bloqueó que por lo que firmó o apoyó. «Es mucho más importante rechazar un mal proyecto de ley que aprobar uno bueno», opinó en una ocasión.
«El Silencioso Cal [Silent Cal]» creía que era su deber presidencial y un principio de sentido común ser diligente en el manejo del dinero de otras personas. Abrazó una verdad simple: no es el dinero del gobierno; es el de la gente, y el gobierno debe tratarlo con el mayor respeto. «Estoy a favor de la economía», dijo una vez, y luego añadió para reforzar su postura: «Después de eso, estoy a favor de más economía».
El centenario del discurso inaugural de Coolidge de 1925 es un momento perfecto para recordar la impresionante sagacidad de su autor. Puede leerlo aquí, pero llamo la atención del lector sobre unas pocas líneas por su atemporal verdad. Considérelas como principios de una política sólida expresados en pocas palabras.
Principio n.º 1: Reducir el despilfarro del Gobierno en beneficio de la gente
Como dijo Coolidge:
Estoy a favor de la política de la economía, no porque quiera ahorrar dinero, sino porque quiero salvar a la gente. Los hombres y mujeres de este país que trabajan son los que soportan el coste del Gobierno. Cada dólar que desperdiciamos sin cuidado significa que su vida será mucho más pobre. Cada dólar que ahorramos con prudencia significa que su vida será mucho más abundante. La economía es el idealismo en su forma más práctica.
Principio n.º 2: Mantener los impuestos bajos controlando el gasto público
En palabras del presidente Coolidge:
El método más sabio y sensato de resolver nuestro problema fiscal es a través de la economía… La recaudación de cualquier impuesto que no sea absolutamente necesario, que no contribuya más allá de toda duda razonable al bienestar público, es solo una especie de robo legalizado. En esta república, las recompensas de la industria pertenecen a quienes las ganan. El único impuesto constitucional es el que atiende a la necesidad pública. La propiedad del país pertenece al pueblo del país. Su título es absoluto. No apoyan a ninguna clase privilegiada; no necesitan mantener grandes fuerzas militares; no deben ser agobiados con una gran cantidad de empleados públicos.
Principio n.º 3: Los impuestos altos perjudican el crecimiento económico
Así lo expresó El Silencioso Cal:
El método de recaudación de ingresos no debe impedir la transacción de negocios; debe fomentarla. Me opongo a los tipos extremadamente altos, porque producen pocos o ningún ingreso, porque son malos para el país y, finalmente, porque están mal.
Principio n.º 4: Evitar la envidia y la redistribución
Coolidge explicó:
No podemos financiar el país, no podemos mejorar las condiciones sociales, a través de ningún sistema de injusticia, incluso si intentamos infligirlo a los ricos. Los que más sufrirán serán los pobres. Este país cree en la prosperidad. Es absurdo suponer que tiene envidia de aquellos que ya son prósperos. El camino acertado y correcto a seguir en materia de impuestos y en toda otra legislación económica no es destruir a quienes ya han alcanzado el éxito, sino crear condiciones en las que todos tengan más posibilidades de triunfar.
Principio n.º 5: Los derechos de propiedad son esenciales para la libertad
Sobre este punto, el presidente declaró:
No necesitamos preocuparnos mucho por los derechos de propiedad si observamos fielmente los derechos de las personas. Según nuestras instituciones, sus derechos son supremos. No es la propiedad, sino el derecho a poseer propiedades, tanto grandes como pequeñas, lo que garantiza nuestra Constitución… Que los individuos o los gobiernos malgasten y derrochen sus recursos es negar estos derechos y desatender estas obligaciones.
Calvin Coolidge sigue siendo el único presidente de los Estados Unidos en los últimos 200 años que ha dejado el gobierno federal más pequeño que el día en que asumió el cargo. Siguiendo estos cinco principios simples pero profundos, ¿cómo podría haber sido de otra manera?