La salida de Cuba del programa “Más médicos” en Brasil revela la naturaleza explotadora del socialismo

Los socialistas siempre demuestran ser más codiciosos y más propensos a explotar el trabajo humano que cualquier capitalista.

Una de las muchas afirmaciones propagandísticas a de los defensores del socialismo es que en los mercados libres, la atención médica es solo un privilegio en lugar de un derecho humano. Los candidatos socialistas demonizan rutinariamente el lucro y la iniciativa privada, y prometen un sistema de atención médica “humanizado” y gratuito para todos.

Y, por supuesto, una cosa es prometer atención médica para todos y otra muy distinta proporcionarla. En Venezuela, la atención médica se declara un derecho, pero es uno de los últimos lugares en el mundo donde alguien querría ir para obtenerla.

Mito versus realidad

Unas de las pocas dictaduras que quedan, como las de Cuba, todavía patrocinan a los médicos del sector público para que vayan en  viajes misioneros con la finalidad de vender atención médica socializada en todo el mundo. Además de utilizar estas misiones para ganar dinero para sus economías insostenibles dirigidas por el Estado, aprovechan cada oportunidad para criticar el capitalismo y atraer a los jóvenes a la órbita socialista. Esta estrategia se basa en el mito de que solo el socialismo puede hacer que las personas manifiesten sus virtudes y “ayuden” a otras, pero los brasileños ahora se están dando cuenta de que estas son solo palabras vacías.

A diferencia de los médicos de otras naciones, los médicos cubanos en el programa no recibieron sus salarios directamente. En cambio, el gobierno cubano tomó el 74% de sus salarios desde el inicio.

Después de cinco años de participación, el gobierno cubano acaba de retirarse de “Mais Médicos” (“Más médicos”), un programa de salud pública brasileño diseñado por la ex presidenta socialista Dilma Rousseff en 2013. En ese momento prometió que, al asociarse con países extranjeros, el programa aumentaría el número de profesionales médicos en áreas desatendidas en Brasil.

El régimen socialista en La Habana vio una oportunidad de propaganda para hacer dinero y envió a casi 20,000 profesionales médicos cubanos a Brasil, el contingente más grande que enviaron otros países. Más de 8.300 se encuentran en el país en este momento. Pero, a diferencia de los médicos de otras naciones, los médicos cubanos en el programa no recibieron sus salarios directamente. En cambio, el gobierno cubano tomó el 74% de sus salarios desde el inicio. Además, a los médicos cubanos no se les permitió traer a sus familiares a Brasil. ¿Por qué? Las familias se mantuvieron esencialmente como rehenes para asegurar que los  médicos no se fueran a Brasil y desertaran del “paraíso de los trabajadores” socialistas de Cuba.

Avaricia socialista

Pocos días después de su elección a fines de octubre, el presidente entrante de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció algunas condiciones nuevas pero muy esperadas para el programa. Para mantener el acuerdo,  incluida la validación de certificados para ofrecer atención médica en Brasil, el pago completo de los servicios debería enviarse directamente a los médicos, y se debería permitir que sus familias los acompañen a Brasil si así lo desean. Bolsonaro también ofreció asilo a los médicos cubanos que deseaban quedarse en el país.

El régimen socialista se da golpes en el pecho con alarde mientras desprestigia conceptos marxistas como “trabajo excesivo” y “explotación obrera”, pero estafa a sus propios trabajadores y encarcela a sus familias con el mismo aliento.

El Ministerio de Salud Pública de Cuba rechazó de inmediato los nuevos términos, alegando que la “dignidad” y el “altruismo” de los cubanos no podían ser cuestionados. Pero, por supuesto, las propias acciones de La Habana levantaron más preguntas. Sin embargo, también las responden: el régimen socialista se da golpes en el pecho con alarde mientras desprestigia conceptos marxistas como “trabajo excesivo” y “explotación obrera”, pero estafa a sus propios trabajadores y encarcela a sus familias con el mismo aliento. Cuando sus empresas “humanitarias” ya no brindan un valor en efectivo o sirven de propaganda, simplemente quedan fuera de la ecuación (por tomar prestada una expresión norteamericana).

Al final del día, los socialistas siempre demuestran ser más codiciosos y ser más propensos a explotar el trabajo humano más que cualquier capitalista.

*Este artículo fue originalmente publicado en FEE y traducido al español por JuanCarlos Maldonado