La Reserva Federal de los EE.UU. está demasiado politizada y es demasiado poderosa

La independencia de la Reserva Federal es un mito. Aquí está el porqué.

A medida que se desarrollaba la catástrofe del COVID-19, la Reserva Federal intervino rápidamente en los mercados financieros. Muchos elogian la respuesta de la Reserva Federal, incluyendo su nuevo papel como "impulsor del mercado en casos de emergencia". A otros les impresiona que la Reserva Federal se haya mantenido alejada de la política durante la crisis. La Fed (siglas en inglés para llamar a la Reserva Federal) demuestra lo que un Banco Central efectivo e independiente puede lograr, proclaman sus defensores.

Sólo hay un problema: la independencia de la Reserva Federal es un mito. Los caprichos de la política diaria afectan mucho lo que pasa en la Reserva Federal. Esta verdad ineludible arroja las políticas de emergencia de la Reserva Federal bajo una luz muy diferente. Los políticos, con grupos de interés que satisfacer, ya están aprovechando el nuevo régimen de la Reserva Federal. Dada la extraordinaria expansión del poder del FED desde COVID-19, debemos frenar la presión política sobre la FED mientras podamos.

Muchos creen que la Reserva Federal ha sido políticamente independiente desde el Acuerdo del Tesoro de 1951. Pero en realidad, la influencia política simplemente se ha hecho menos evidente. Los estudiosos de la economía política de la banca central coinciden en que la Reserva Federal no es independiente. Jerry Jordan, ex presidente y director ejecutivo del Banco de la Reserva Federal de Cleveland, y William Luther, profesor de la Universidad de Florida Atlantic, analizan la independencia de la Reserva Federal en un estudio reciente. Hacen una encuesta de varias métricas sobre la independencia del Banco Central, incluyendo el amplio conjunto de datos compilados por Ana Garriga, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Essex. Según Jordan y Luther, en comparación con otros países, la independencia de los Bancos Centrales de EE.UU., se encuentra cerca de la parte inferior. Su conclusión: "La Reserva Federal no es independiente y ni siquiera está cerca de serlo". 

Hay varias maneras en que los funcionarios electos pueden presionar a los banqueros de los Bancos Centrales. Primero, está el proceso de nombramiento. Los miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, incluyendo el Presidente y el Vicepresidente, son nominados por el Presidente y confirmados por el Senado. Los políticos pueden elegir a los responsables de la política monetaria cuyas opiniones preexistentes sean más favorables a los objetivos de los políticos. En segundo lugar, está la supervisión del Congreso. El Congreso ha modificado la Ley de la Reserva Federal varias veces para adaptarse a sus objetivos, y puede amenazar de forma creíble con hacerlo de nuevo. Además, los miembros del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes o del Comité del Senado sobre Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos pueden dar a los funcionarios de la Reserva Federal una reprimenda mientras ofrecen su testimonio.

La interferencia política con la política monetaria es preocupante por varias razones. En primer lugar, si los políticos presionan a la Reserva Federal para que haga lo mejor para sus perspectivas electorales, en lugar de hacer lo mejor para el país, el resultado puede ser la inestabilidad económica a corto plazo. En segundo lugar, a largo plazo, una deuda de la Reserva Federal con los funcionarios electos probablemente se comprometerá con la asignación de créditos preferenciales, lo que puede disminuir la eficiencia del sistema financiero. En tercer lugar, la combinación de la inestabilidad monetaria a corto plazo y la desviación del crédito a largo plazo hacia causas políticamente favorecidas puede dar lugar a un crecimiento económico anémico.

Desde la crisis financiera de 2007-8, la amenaza de las travesuras monetarias inducidas políticamente ha aumentado. Debido a las innovaciones de la política monetaria, el balance de la Reserva Federal puede ahora hacerse arbitrariamente grande sin crear inflación. Si esto te parece bien, piénsalo de nuevo: aumenta masivamente el margen para que los políticos utilicen la Reserva Federal como un agente fiscal. "Una vez que la demanda de reservas es satisfecha, no hay límite, en principio, a cuán grande puede ser el balance o el volumen de las reservas", advierte Charles Plosser, ex presidente del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia. "Un gran balance sin restricciones de política monetaria está maduro para el abuso. El Congreso y una administración estarían tentados a mirar el balance para sus propios propósitos, incluyendo la política de crédito y la política fiscal fuera del presupuesto".

Los peligros latentes de una Reserva Federal politizada han aumentado con el COVID-19. Como parte de la Ley CARES, el Congreso amplió el poder de la Reserva Federal. La Reserva Federal ahora hace préstamos a grandes corporaciones, pequeñas y medianas empresas, y a gobiernos estatales y locales. Estos programas son actualmente pequeños comparados con las compras tradicionales de la Fed en el mercado abierto, pero el precedente ha sido establecido. El Congreso impulsó a la Fed a transgredir la barrera entre la política monetaria y la política fiscal. No pasará mucho tiempo antes de que los políticos, tentados por una fuente de financiación que eluda el proceso fiscal y presupuestario, subordinen la política monetaria a fines políticos.

Con cada crisis, los poderes de la Reserva Federal crecen, así como los incentivos de los políticos para entrometerse. Si no queremos que la historia recuerde al COVID-19 como el evento que cimentó el control político sobre la política monetaria, tenemos que actuar pronto. Los programas de emergencia de la Reserva Federal deben ser detenidos y eventualmente retirados. Su balance debe reducirse a los niveles anteriores a la crisis; y el Congreso debe dejar de ordenar a la Reserva Federal que se dedique a la política fiscal, incluso en medio de una extraordinaria agitación económica. Aunque todavía no lo hemos logrado, la política monetaria políticamente independiente es un objetivo digno. Nos estamos quedando sin tiempo para hacerlo realidad.