Es el mercado, no el socialismo, lo que fomenta la solidaridad...

El socialismo es coacción, y la coacción no puede traer solidaridad.

A Jeremy Corbyn le encanta hablar de solidaridad. En un mensaje a la nación el líder laborista dijo lo siguiente: "La esencia de mi socialismo [se] resume en la palabra 'solidaridad'. El concepto de solidaridad se refiere a nuestra unidad, tenemos éxito o fracaso juntos. Sin embargo, con demasiada frecuencia hay intentos de dividirnos, de buscar un chivo expiatorio, en lugar de ayudar a los necesitados".

Esto suena inicialmente como una declaración inofensiva con la que pocos podrían discrepar. Sin embargo, lo que el Sr. Corbyn quiere decir con la palabra "solidaridad" es mucho más siniestro. Lo que realmente quiere decir es "coerción".

El capitalismo alienta la verdadera solidaridad

Una economía de libre mercado personifica el concepto tradicional de solidaridad. Ningún sistema jamás concebido ha sido tan conducente a la paz, la prosperidad y la deconstrucción de las barreras sociales y culturales como el capitalismo. Si fueses a comprar a un supermercado británico promedio, tu cesta típica contendría probablemente mercancía de todo el mundo. Sin darte cuenta, tus compras ayudan a mantener a las familias de casi todos los países de la tierra, de toda una serie de culturas - que pueden adorar a muchos dioses o no - todas trabajando juntas para proporcionarnos los bienes que deseamos comprar.

El capitalismo fomenta la cooperación y la interdependencia a una escala que ningún planificador central podría soñar. 

Y, crucialmente, cada individuo participa en una especia de elección. Porque, en ese momento, en esa etapa de su vida, esa persona sintió que ayudar a hacer el cartón, a hacer las cajas, que contienen el cereal que le apetecía comprar, era el mejor y más productivo uso de su tiempo. Esto, sin embargo, no es lo que sospecho que el Sr. Corbyn tenía en mente.

La coacción no es solidaridad

Lo que entiende el Sr. Corbyn por solidaridad es muy diferente. Implica que unas pocas personas en la cima (que mantienen su libre albedrío) tomen decisiones e impongan sus deseos al resto de nosotros (que no lo hacen).

La solidaridad evoluciona naturalmente a través de relaciones mutuamente beneficiosas.

Implica que el gobierno decide cuánto debemos pagar por nuestra energía, transporte, gastos de envío y cualquier otra cosa que John McDonnell quiera nacionalizar o con la que quiera interferir. Implica que el gobierno (quizás en connivencia con un selecto puñado de líderes sindicales) decida cuánto debemos pagar. E implica enormes aumentos en los impuestos, con el gobierno decidiendo cómo y en qué se deben gastar las ganancias.

Esto no es solidaridad. La solidaridad sólo puede producirse voluntariamente. Evoluciona naturalmente a través de relaciones mutuamente beneficiosas. Expresamos solidaridad cuando damos por caridad, cuando nos unimos a un club deportivo, patrocinamos una tienda, un pub o un restaurante cuando ayudamos a nuestros amigos, parientes o a un extraño en la calle. Expresamos la solidaridad a través de todas estas cosas. Pero no cuando nos vemos obligados a hacerlo por el poder coercitivo del Estado.

La solidaridad no puede venir a través de la compulsión

De hecho, si la solidaridad ha de tener alguna fuerza moral, no puede ser generada a través de la compulsión. Los impuestos reducen nuestra capacidad de expresar solidaridad reduciendo nuestras libertades. Los gastos del Estado nos hacen menos conscientes de nuestras responsabilidades sociales y menos dispuestos, así como menos capaces, de dar a la caridad. La solidaridad y los impuestos son, por lo tanto, un anatema para el otro.

¿Se refiere a un acto de bondad recíproca y gratuita hacia nuestros semejantes? ¿O quiere decir "coacción"?

Sin embargo, bajo el socialismo, el significado de la palabra se transforma completamente de una interdependencia voluntaria y mutuamente beneficiosa entre sí, a una dependencia obligatoria y absoluta del Estado y de los que están por encima de nosotros que toman decisiones en nuestro nombre.

Así que la próxima vez que escuchen al líder laborista expresar su deseo de "solidaridad", piensen. ¿Se refiere a un acto de bondad recíproca y gratuita hacia nuestros semejantes? ¿O quiere decir "coacción", obligando a otros a seguir ciegamente el mismo código moral que los que ejercen el poder? Casi puedo garantizar que pedirá lo último.


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