Cómo no ser propiedad de nadie

Leonard Read vio lo rara que era la libertad en la historia de la humanidad. En su obra de 1974, “Having My Way”, explicó la clave para preservar la propia propiedad personal.

Este mes de marzo se cumplió el 75to aniversario de la Fundación para la Educación Económica (FEE). Dado que FEE ha realizado un trabajo leal en defensa de los derechos y la libertad de las personas durante todo ese tiempo, comenzando cuando esas perspectivas eran sombrías, eso también es un hito para el avance de la sociedad. Y dado que Leonard Read fue el fundador de FEE y la luz que guiaba a la fundación, vale la pena recordar su compromiso con esos principios.

Por supuesto, Read produjo una montaña de material sobre los derechos y la libertad, por lo que encontrar sus mejores palabras sobre esos temas puede ser como encontrar una aguja en un pajar. Mi libro sobre Read, Apóstol de la Paz, fue uno de esos esfuerzos, pero quería encontrar un artículo apropiado que no estuviera ya incluido allí. Y encontré un buen candidato: "Cómo no ser propiedad de nadie", capítulo 25 de su obra “Having My Way” (1974). Su título no sólo relaciona íntimamente nuestros derechos a la libertad, sino que vale la pena volver a examinar esta conexión. He aquí algunos de los puntos más destacados de este magistral artículo.

¿Quién debe controlar el fruto de tu trabajo, tú o los demás?

La propiedad privada es el corazón mismo de una sociedad libre, pero... A lo largo de los tiempos, los saqueadores la han despreciado... La propiedad privada queda en último lugar para ellos.

El mandamiento "No robarás" presupone la propiedad privada. ¿Por qué? ¡Cómo es posible que se robe algo si no se posee primero!

Aquí tenemos un énfasis en la importancia de la propiedad privada, tan fuerte que una violación fue considerada una ofensa religiosa.

Millones de personas consideran que la propiedad privada es un derecho sagrado para ellos, pero no se dan cuenta de que, a menos que este derecho se extienda a todos los demás, no es un derecho en lo absoluto, sino una mera ficción.

Cuando cada ciudadano defiende la propiedad privada de sus ganancias, pero no hace lo mismo con la propiedad privada de todos los demás, todos los demás deben oponerse, con unidad, ante tal actitud, porque la persona a la que no se le permite ser dueña de lo que legítimamente ha ganado, es, de hecho, un esclavo. 

[Qué] extrañas nociones de lo correcto y lo incorrecto, que cada uno respeta su propia propiedad pero no la de la otra persona.

Pero, realmente, ¿cuál es la diferencia entre un colectivo político respaldado por una policía y la pasión de un hombre por esclavizar respaldada por un látigo? No hay menos compulsión en un caso que en el otro.

Es tan sencillo como esto: Si un hombre tiene derecho a su vida (a ser "dueño" de sí mismo) se deduce lógicamente que tiene derecho a mantener su vida, siendo el sustento de la vida el fruto de su propio trabajo. Por lo tanto, en la medida en que se toma el sustento de uno... en esa medida es adueñado en vez de adueñarse.

¿Dónde está la solución? ¿Qué tiene que pasar para que los individuos concedan a los demás precisamente el mismo derecho de propiedad que buscan para sí mismos? ¿Observar la Regla de Oro? Sí, esa es la respuesta, pero en la misma medida en que "No robarás" es la respuesta.

Aquí hay algo que todos debemos llegar a entender: La Regla de Oro y el Mandamiento (no robarás) no son más que etiquetas para el tipo de relaciones interpersonales ideales a las que aspiramos. En una sociedad dictatorial son quimeras inalcanzables. En una sociedad libre existen naturalmente. Estas relaciones ideales se hacen realidad sólo en la medida en que una sociedad libre se hace realidad.

La libertad y la propiedad privada, así como la observancia de la Regla de Oro, crecen o caen al unísono; ¡están inseparablemente unidas!

Una vez entendido esto, queda claro por qué "No robarás" tiene tan poco significado práctico [hoy en día]... El mandamiento contra el robo resulta no ser más que una aspiración mística en una situación dictatorial, y no puede ser de otra manera bajo tal sistema.

Cuando el derecho a los frutos del propio trabajo está ganando aceptación y respeto entre la gente... la comprensión de la sociedad libre también está creciendo... Cuando la asistencia estatal y el control gubernamental están en auge, como en los EE.UU. hoy en día... los líderes... hacen a un lado la sociedad libre como una forma de vida viable... Su filosofía, aunque nunca se diga en estos términos, es que a tí y a mí no se nos permitirá poseer; debemos ser poseídos.

El control coercitivo de la vida de las personas (incluyendo los frutos de su trabajo) disminuye o aumenta precisamente a medida que aumenta o disminuye la práctica de la libertad, es decir, a medida que el autoritarismo relaja o aprieta su garra.

La libertad es el derecho de cualquiera a hacer cualquier cosa, siempre que sea pacífica. El gobierno es la agencia que garantiza y mantiene la paz de la libertad; su papel se limita a codificar y prohibir todas las actividades no pacíficas o destructivas.

En esta situación de libertad, cada ciudadano es libre de producir lo que quiera, de intercambiar en condiciones mutuamente aceptables con quien quiera, de hacer lo que quiera con lo que es suyo y sin atentar contra los demás.

En esta situación ideal sólo tenemos intercambios voluntarios, ya sea de bienes o de servicios. Cada ciudadano, a su propio juicio, gana, de otra manera no haría intercambios. Cada uno posee lo suyo, pero nadie es posesión de alguien más. No hay ni robo ni esclavitud; ambos son imposibles. Cada uno se comporta con los demás como quiere que se comporten con él. En una palabra, la Regla de Oro se observa al practicarse la libertad.

¿Cómo poseer en lugar de ser propiedad de alguien? ịAprende la filosofía de la libertad!

Leonard Read vio lo rara que era la libertad en la historia de la humanidad y reconoció a Estados Unidos como el mayor caso atípico producido a partir de esa larga y a menudo funesta historia hasta su fundación.

También vio la regresión de las ideas fundadoras que se está produciendo desde hace tiempo. Ambas cosas le llevaron a defender los derechos y la libertad norteamericana contra la invasión y a promoverlos siempre que fuera posible. Él y FEE, la cual se fundó con ese fin, merecen nuestra gratitud.

Y la respuesta más adecuada es entender la importancia de esas ideas lo suficientemente bien como para ponerlas en práctica.