¿Cuál es la Gran Renuncia del 2021? (Si no sabes, querrás leer esto)

Los planificadores centrales fueron advertidos de que este tipo de problemas se derivarían como resultado de sus políticas y, sin embargo, persistieron de todos modos.

Si no te pasas el día en TikTok o Reddit, es posible que desconozcas felizmente la existencia de un movimiento creciente que insta a la gente a dejar sus trabajos en masa este otoño.

Se llama "La gran renuncia del 2021", y para las empresas que ya están luchando por atraer a los trabajadores de vuelta a la oficina podría significar muy malas noticias.

La tendencia de las redes sociales coincide con las perturbaciones más amplias del mercado laboral. Monster, un sitio web de empleo global, informó recientemente de que el 95% de los empleados están considerando cambiar de trabajo. Esto se suma a los 4 millones de personas que ya han renunciado en abril.

El mercado laboral del país se encuentra en una situación precaria. Las políticas de la pandemia provocaron la mayor contracción económica de la historia de EE.UU., millones de personas perdieron sus puestos de trabajo y todavía están sin trabajo, y sin embargo las empresas no han podido cubrir sus puestos vacantes.

La gran renuncia

Además de todo esto, los informes indican que los empleadores podrían enfrentarse pronto a más trastornos por lo que se describe como "la Gran Renuncia", ya que millones de trabajadores se preparan para decir "renuncio".

Según la usuaria de TikTok @Katieyowyow, una reclutadora con más de 300.000 seguidores en la plataforma, hasta 1 de cada 4 empleados está planeando dejar su trabajo este otoño. Estos empleados, dice, tienen la intención de pasar los meses de verano utilizando sus días de vacaciones y disfrutando de los beneficios del empleo a tiempo completo antes de abandonar el barco y entregar su aviso en otoño.

Daniel Zhao, economista laboral del sitio web de empleo Glassdoor, dijo: "No hemos visto nada parecido a la situación que tenemos hoy".

@katieyowyow

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¿Por qué ocurre esto? Una multitud de razones. Un gran número de estadounidenses pasaron a trabajar desde casa el año pasado y ahora que han disfrutado del aumento de la calidad de vida que aporta el trabajo a distancia no están dispuestos a volver a la monotonía de un trabajo de oficina. Muchos directivos han anunciado planes para que los empleados vuelvan a la oficina este otoño y parece que mucha gente simplemente no está dispuesta a hacerlo. Y dada la plétora de puestos de trabajo vacantes en este momento, los mejores trabajadores pueden elegir su empleo.

Otros trabajadores aprovecharon su tiempo de inactividad durante la pandemia para desarrollar nuevas habilidades o pasiones y ahora quieren encontrar funciones que les permitan incorporar esos intereses en su día a día. Algunos buscan funciones que requieran menos tiempo por el deseo de dedicarle más tiempo a sus familias o hijos. Y luego están los que simplemente no quieren trabajar.

Jeremy Golembiewski es un ejemplo de trabajador que ya ha dado el paso. Este veterano de 26 años en el sector de la restauración se dio cuenta de lo mucho que se estaba perdiendo de la infancia de sus hijos mientras estaba de baja por la pandemia. Decidió que ya no era aceptable pasar tanto tiempo lejos de ellos y dejó su trabajo en busca de un horario más estable y una semana laboral de 40 horas.

Angel Perkins es otro caso. Renunció a su puesto de reclutadora durante la pandemia por motivos de salud y mientras tanto puso en marcha un negocio de joyería online. Rápidamente sustituyó sus ingresos y encontró la libertad financiera y de tiempo que su antiguo trabajo no le permitía.

Un mercado de empleados

La realidad es que es un mercado de empleados. Nunca ha habido un mejor momento para buscar trabajo. El Departamento de Trabajo informó recientemente de 9.3 millones de puestos de trabajo vacantes y hay señales de contratación dondequiera que se mire.

Teniendo esto en cuenta, tiene sentido que los trabajadores experimenten más libertad y confianza en el mercado de trabajo de lo habitual, lo que les lleva a dar pasos audaces en su carrera que serían menos probables en otras circunstancias.

Y no hay nada malo en ello. Los buenos empleados deberían buscar la mayor calidad de vida, el mejor salario y la posibilidad de dedicar su tiempo a un trabajo que les resulte significativo. Esos son fuertes incentivos en un mercado libre que fomentan una buena ética laboral, la innovación y la eficiencia.

Lo que esto significa es que los empresarios tendrán que competir con atractivos incentivos para conseguir la colocación de los mejores empleados, o incluso para cubrir las vacantes en general. Gran parte de esto puede verse de forma favorable. La competencia es algo bueno, y los incentivos de mercado que animan a los empresarios a ofrecer mejores acuerdos laborales crean una mejor calidad de vida para todos (y una mayor productividad en general).

Incentivos perversos

Pero, por desgracia, tendencias como la "Gran Renuncia" están lejos de ser alimentadas únicamente por los incentivos y las exigencias del mercado. Más bien, son la repercusión de las malas y amplias políticas gubernamentales que han manipulado gravemente el mercado laboral en el último año.

El gobierno federal ha seguido enviando una cantidad cada vez mayor de prestaciones por desempleo a los trabajadores, incluso cuando las empresas que cerraron luchan por volver a abrir. Los trabajadores están respondiendo a este perverso incentivo de forma totalmente previsible, eligiendo quedarse en casa o trabajar menos -a menudo por un salario superior al que podían ganar en la fuerza de trabajo- durante un largo periodo de tiempo.

Evidentemente, sin la garantía de una cómoda paga de desempleo financiada por los contribuyentes, muchos de estos empleados no podrían permitirse el lujo de abandonar su trabajo. Tendrían que aumentar su valor, si quisieran exigir nuevas modalidades de trabajo en el mercado, o abrirse camino en nuevas carreras profesionales mientras siguen manteniendo el empleo.

La Enciclopedia de Filosofía de Stanford parafraseó una cita de F.A. Hayek así: "nadie puede decidir que la gente no responderá de forma predecible a los incentivos perversos creados involuntariamente por un plan central, del mismo modo que nadie puede decidir que los insectos no se harán resistentes a un insecticida".

Los planificadores centrales fueron advertidos de que este tipo de problemas se derivarían como resultado de sus políticas y, sin embargo, persistieron de todos modos. En consecuencia, es probable que todos sigamos viendo escasez de oferta y un aumento en el precio de los bienes y servicios.