"Condonación" de deuda estudiantil es injusta para los graduados, como yo, quienes nos sacrificamos para poder pagar nuestros préstamos

Renuncié a mucho para lograr lo que hice, pero la “condonación” de la deuda castigaría a los contribuyentes, como yo, por nuestro arduo trabajo y frugalidad.

Un año después de que me graduara de la universidad, pude pagar mis préstamos estudiantiles en su totalidad. Ahora, el presidente Biden quiere que pague por mis compañeros que aún no han hecho lo mismo.

La plataforma de Biden incluye la "condonación de préstamos estudiantiles" de al menos 10.000 dólares por persona. Mientras tanto, los senadores demócratas Elizabeth Warren y Chuck Schumer han propuesto una condonación de la deuda de 50.000 dólares por persona. A primera vista, esto parece generoso. La deuda de los préstamos estudiantiles estadounidenses se acerca a los 1,6 billones de dólares, y el costo de la universidad está más alto que nunca. Pero, ¿qué implica esta "condonación" a nivel moral?

Los préstamos no se "perdonan" ni desaparecen por arte de magia. Los pagan los contribuyentes. Ya sea a través de mayores impuestos, imprimiendo más dinero, o pasándolo directamente a la deuda nacional, usted y yo acabaremos siendo los que paguemos por ello. Estados Unidos ya tiene una deuda de más de 27 billones de dólares y 125 billones de pasivos no financiados.

Esencialmente, la carga de la deuda se desplaza de los hombros de quienes firmaron los préstamos y se traslada a todos los que pagan impuestos federales. Si eres como yo, eso es fundamentalmente injusto.

Pagar mis préstamos estudiantiles fue un esfuerzo concertado que requirió sacrificio. Comencé a trabajar después de graduarme de SUNY Albany en 2018. Siguiendo el plan financiero de Dave Ramsey, recorté mis gastos, tomé un segundo trabajo y arrojé todo lo que pude a mis $27,000 en préstamos estudiantiles.

Cociné mis propias comidas y compré los comestibles más asequibles. Aunque podía permitirme un apartamento, opté por vivir en una vivienda subvencionada de la empresa a una hora y media de mi lugar de trabajo. Viajar 15 horas a la semana era parte del precio que pagaba para poder pagar mi deuda antes.

La mayoría de los días me llevaba el almuerzo, incluso tenía que levantarme más temprano para hacerlo. Ahorraba dinero a costa de la comodidad de comer fuera. Algunas noches después del trabajo me quedaba hasta tarde para hacer trabajos de traducción independientes en lugar de disfrutar del tiempo libre. Renuncié a muchas cosas para lograr lo que hice, pero la "condonación" de la deuda castigaría a los contribuyentes como yo por nuestro arduo trabajo y frugalidad, sólo para que otros no tengan que asumir la responsabilidad de sus propias elecciones.

En lugar de detenernos en decir que la condonación de los préstamos estudiantiles es injusta (lo es), o que no podemos pagarla (no podemos), deberíamos analizar más a fondo la raíz del debate en torno a los préstamos estudiantiles. Los partidarios de la condonación de los préstamos estudiantiles parten del supuesto de que la gente tiene derecho a una educación universitaria y al trabajo duro de otras personas. Codifica en la política la idea de que los adultos no son responsables de sus propios actos (es decir, de contraer deudas). En una sociedad libre, yo no tengo derecho a una educación universitaria y tampoco lo tiene nadie.

Pedir un préstamo es una elección, y la responsabilidad personal no debería ser suplantada por el rescate de los contribuyentes. "Cancelar" los préstamos estudiantiles significa que penalizariamos a personas, como yo, por honrar su palabra y pagar la deuda la cual elegimos aceptar.