Biden le agradece a sindicatos por su promesa de ayudar a resolver el lío con la cadena de suministro que ellos mismos crearon

Dos puertos que representan el 40% de todas las importaciones de EE.UU. no han operado los fines de semana, durante la mayor crisis de la cadena de suministros en generaciones, debido a un contrato sindical.

La semana pasada, en la Sala Este de la Casa Blanca, el Presidente Joe Biden anunció que el Poder Ejecutivo estaba tomando medidas decisivas para resolver los problemas de la cadena de suministro que asolan a Estados Unidos.

Tal y como informan los medios de comunicación, los cuellos de botella en la cadena de suministro están dejando a muchas personas sin productos esenciales y amenazan con ser el Grinch afectando a los consumidores en estas fiestas.

"Yo le digo a la gente, medio en broma, que pidan sus regalos de Navidad ahora, porque si no, el día de Navidad puede haber una foto de algo que no llegue hasta febrero o marzo", declaró, Scott Price, el presidente internacional de UPS, al servicio de noticias AFP en septiembre.

El miércoles, Biden anunció que estaba abordando el problema de los retrasos en la Costa Oeste, diciendo que los cruciales puertos de Los Ángeles y Long Beach pronto pasarían a operar las 24 horas del día.

"Después de semanas de negociación y de trabajar con mi equipo y con los principales sindicatos y empresas de transporte de mercancías, los puertos de Los Ángeles han anunciado hoy que van a empezar a operar las 24 horas del día, los 7 días de la semana", dijo Biden.

El presidente señaló que, al pasar a un sistema de 24 horas al día, EE.UU. pasaría a "lo que la mayoría de los principales países del mundo ya operan hoy en día, excepto nosotros, hasta ahora".

A continuación, dio las gracias a los líderes sindicales poco antes de su discurso de clausura.

"Quiero darles las gracias, especialmente a los trabajadores: Willie Adams, del Sindicato de Estibadores y Almacenes, que está aquí hoy; a los Teamsters; a los sindicatos ferroviarios, desde la Hermandad de Señalizadores Ferroviarios y la Asociación Internacional de Maquinistas; a la Asociación Norteamericana de Despachadores de Trenes; al Sindicato de Trabajadores de la Metalurgia, el Aire, el Ferrocarril y el Transporte, conocido como SMART", dijo Biden.

Una historia de contratos sindicales

No hay duda de que los problemas en la cadena de suministro son un problema grave y el cambio a una operación de 24 horas al día y 7 días a la semana puede ayudar a aliviar algunos de los problemas de la cadena de suministro, aunque es poco probable que el problema se resuelva tan fácilmente.

La pregunta obvia, sin embargo, es la siguiente: ¿por qué estos puertos no estaban ya operando las 24 horas al día "como la mayoría de los países líderes del mundo"?

La respuesta puede encontrarse en los propios sindicatos a los que Biden dio las gracias.

Como explicó recientemente Sean Higgins, del Competitive Enterprise Institute (CEI), no parece haber ninguna regulación estatal o federal que impida el trabajo las 24 horas en estos puertos. Es simplemente una política sindical.

"El principal problema parecen ser los sindicatos, cuyo contrato dicta efectivamente cuándo se puede trabajar", explica Higgins.

Resulta que los sindicatos negociaron un acuerdo muy bueno, a su favor. No es sólo que, como señala Los Angeles Times, los trabajadores portuarios sindicados ganen en promedio $171.000 dólares (más asistencia médica gratuita) al año. O que los empleados del sindicato ganan aún más ($194.000 dólares en promedio) y ellos mismos ganen mucho más que los capataces y "jefes ambulantes" ($282.000 dólares). (Esas abultadas cifras de compensación se deben en parte a que los jefes sindicales pudieron negociar la paga de vacaciones no sólo para los días festivos federales, sino para todo, desde el "Jueves Sangriento" hasta los cumpleaños de líderes sindicales como Harry Bridges y César Chávez).

Los salarios son dignos de mención, pero el mayor problema para las personas que dependen del buen funcionamiento de las cadenas de suministro son las restricciones a las horas de trabajo que negociaron los sindicatos. Higgens señala que el contrato laboral entre la Pacific Maritime Association y el International Longshore and Warehouse Union (ILWU) crea un horario de trabajo inflexible:

[El] contrato sindical limita el puerto a tres turnos diarios: dos de ocho horas y otro de cinco. Los tres van de lunes a viernes. Estos turnos se traslapan ligeramente, pero incluso si no lo hicieran, sólo sumarían 21 horas. Mantener los puertos abiertos durante 24 horas obligaría al puerto a pagar horas extras todos los días.

Además, el contrato establece que cualquier trabajo realizado los fines de semana o en días festivos se paga también automáticamente a tiempo y medio. Por lo tanto, aunque el puerto pudiera ofrecer turnos con una semana laboral de cinco días que empezara, por ejemplo, el miércoles, tendría que pagarle a esos trabajadores el equivalente a seis días.

En otras palabras, el contrato hace prácticamente imposible que el puerto siga funcionando las veinticuatro horas del día y los fines de semana.

¿El 40% de todos los envíos?

Ahora bien, todo el problema de la cadena de suministro de Estados Unidos no se reduce a los puertos de Los Ángeles y Long Beach y al contrato sindical mal negociado. Pero la importancia de estos puertos es enorme.

De hecho, el propio Biden señala que el 40% de todos los contenedores importados por Estados Unidos proceden de estos dos puertos, los cuales han estado parados unas 60 horas todas las semanas, durante la mayor crisis de la cadena de suministro en generaciones... por un contrato sindical.

Un día después del discurso de Biden, los líderes sindicales ya dejaban claro que todavía no estaban trabajando a contrarreloj y que no tenían un calendario para hacerlo.

Para colmo, el sindicato lleva años bloqueando los esfuerzos por mejorar la eficiencia mediante la automatización.

"Nos oponíamos totalmente a los terminales totalmente automatizados y obtuvimos las garantías de nuestros empleadores de que no los construyeran durante la vigencia de nuestro nuevo convenio", señaló el presidente del ILWU, Harrold Daggett, hace dos años, después de que el sindicato negociara su contrato.

Esto se conoce como "featherbedding", una práctica que los sindicatos han perfeccionado a lo largo de los años y que obliga a los empleados a aplicar políticas y procedimientos que consumen mucho tiempo y que aumentan los costos laborales y disminuyen la productividad. Como observó en una ocasión el economista Henry Hazlitt, estas "normas de trabajo" reducen la eficiencia, pero "se toleran e incluso se aprueban debido a la confusión que existe sobre este punto en la mente del público".

'Ni siquiera se habla de eso'

La razón por la que el problema persiste, dice Higgens, es que la gente simplemente no quiere crear un escándalo político.

"Ni siquiera se habla de eso. Ni siquiera se intenta influir en eso. Pero realmente es la causa principal", dijo una fuente anónima de la industria del transporte al CEI.

Puede que la afirmación de Higgens tenga algo de cierto -si alguna vez has visto la película de Martin Scorsese El Irlandés, sabe a qué me refiero-, pero hay una lección económica más amplia que aprender.

Como observó el economista George Reisman, los sindicatos disminuyen la productividad casi por su propia naturaleza.

[La] consecuencia más grave de los sindicatos es la contención o la reducción directa de la productividad del trabajo. Con pocas excepciones, los sindicatos combaten abiertamente el aumento de la productividad del trabajo. Lo hacen prácticamente como una cuestión de principios. Se oponen a la introducción de maquinaria que ahorre mano de obra con el argumento de que causa desempleo. Se oponen a la competencia entre los trabajadores.

Es cierto que persuadir a los puertos para que operen las 24 horas del día (y sin duda cubrir los costos sindicales) pueda resolver algunos problemas. Pero si las observaciones de Reisman son correctas, Biden está buscando una mayor productividad y eficiencia en el lugar equivocado. Debido a la estructura de incentivos bajo la cual operan, los sindicatos son mucho mejores a la hora de aprovechar el poder para negociar acuerdos a su favor que de impulsar la eficiencia y la productividad que mejoren el mercado en general.

De hecho, apenas un día después del discurso de Biden, los líderes sindicales ya dejaban claro que todavía no estaban trabajando a su máximo potencial y que no tenían un plazo para hacerlo.

"No se trata de una palanca la cual podamos usar hoy", dijo Gene Seroka, el director ejecutivo del Puerto de Los Ángeles, en una reunión con los medios de comunicación. "No hay un plazo para que, de repente, nos despertemos y todo funcione las 24 horas del día".