Arthur Guinness: El hombre detrás de la famosa cerveza

Arthur Guinness sabía cómo prepararla oscura y cremosa.

¿Con qué bebida brindó el Año Nuevo? ¿Un espumoso champán? ¿Un festivo cóctel? ¿Un buen vino, una cerveza o un refresco sin alcohol?

¿Qué tal una Guinness? ¿Tal vez la verdadera cerveza negra, la Guinness Black Lager?

Podrías dar la bienvenida al 2020 y rendir homenaje a un gran empresario al mismo tiempo. Ese sería un Arthur Guinness, venerado como un héroe en Irlanda y uno de los pocos irlandeses que aparecen en dos ediciones diferentes de sellos postales irlandeses. Su bebida ha sido clasificada como "la detoxificante nacional no oficialmente reconocida de Irlanda".

Guinness estaba tan seguro de que su cerveza sería un éxito que en 1759 para esta fecha, -el 31 de diciembre- firmó el famoso contrato de arrendamiento de 9.000 años de una cervecería en cuatro acres de terreno cerca de Dublín. El alquiler anual se fijó en 45 libras esterlinas, es decir, unos 60 dólares estadounidenses en dinero de hoy.

Perdí mi gusto por la cerveza hace 40 años cuando, como joven profesor universitario, me desempeñé como asesor de la fraternidad (que no se diga más). Nunca he bebido ni una sola vez una Guinness de ningún tipo. Así que no es por el sabor o el contenido alcohólico por lo que hago esta referencia. Es puramente por respeto ilimitado a Arthur.

Arthur Guinness y el Arzobispo

Arthur Guinness, nacido en una familia de muy escasos recursos, tuvo la suerte de heredar a los 27 años el equivalente a cuatro años de salario por parte un Arzobispo de la Iglesia de Irlanda. El joven Arthur aprovechó el dinero del difunto religioso abriendo su primera cervecería.

El Arzobispo mismo era un amante de la cerveza, por lo que no habría objetado la inversión de Arthur. Ambos hombres sin duda sabían, como todo buen irlandés le dirá, que la embriaguez es el pecado, no la bebida en sí. Proverbios 20:31 nos dice que "El vino es burlador y la cerveza alborotadora; el que se extravía por ellos no es sabio". La palabra clave allí es "extravía".

En cualquier caso, Arthur sabía cómo preparar una cerveza oscura y cremosa. Mucho antes de morir en 1803, su cerveza gozaba de gran notoriedad. Ha sido una de las marcas de cerveza más exitosas del mundo por generaciones, así como la bebida alcohólica más popular en Irlanda. El Guinness Storehouse, en el lugar donde funcionó originalmente Arthur, es la atracción turística más frecuentada de Dublín hasta el día de hoy. Cada visitante  recibe una muestra gratuita y generosa de la cerveza, lo que puede explicar por qué siguen regresando.

La popularidad personal del fundador -en su época y aún hoy, más de dos siglos después de su muerte- es un testimonio del poder del producto sobre la política. Arthur era un protestante en la Irlanda católica romana. Estaba a favor del movimiento unificador, que apoyaba que Irlanda siguiera siendo parte del Reino Unido. Pero como su empresa siempre ha producido un producto que los irlandeses han engullido con gusto, esos mismos irlandeses se complacen en dejar la política de un lado cuando se trata de Arthur Guinness.

Diversión con Guinness

Otros datos interesantes sobre Guinness son los siguientes:

  • Arthur y su esposa tuvieron 21 hijos, aunque sólo 10 sobrevivieron hasta la edad adulta, un hecho triste pero no poco común en aquellos días antes de que el capitalismo mejorara la suerte de ricos y pobres.
  • Era un destacado defensor del líder de la Cámara de los Comunes irlandesa, Henry Grattan, quizás porque Grattan era un gran partidario de recortar el impuesto sobre la cerveza. Eso puede sonar egoísta, pero los impuestos más bajos sobre la cerveza también hicieron que muchos irlandeses fueran felices.
  • La magnífica firma de Arthur todavía adorna cada botella de Guinness.
  • El famoso Libro de los Récords Guinness, publicado por primera vez en 1954, fue concebido por un director general de la compañía, Sir Hugh Beaver.
  • Arthur fue un gran defensor de las artes y de numerosas causas benéficas. Podía permitirse esa generosa filantropía porque sabía perfectamente cómo crear riqueza.

De ascendencia irlandesa, al presidente Ronald Reagan le gustaba contar un chiste en el que Guinness figuraba de forma prominente. Era así:

Dos hombres estaban sentados en un pub  del condado de Wexford, bebiendo un poco de cerveza Guinness, cuando uno de ellos se voltió y le dijo  al otro : "¿Ves a ese hombre de ahí? Se parece a mí. Voy a ir allá y hablaré con él".

Así que se acerca al hombre, le da un golpecito en el hombro y le dice: "Disculpe, señor, pero me he dado cuenta de que se parece a mí".

El segundo hombre se da la vuelta y dice: "Sí, me di cuenta de lo mismo. ¿De dónde eres?"

"Soy de Dublín", dice el primer hombre. Atónito, el segundo dice: "¡Yo también! ¿En qué calle vives?"

El primero responde, "Calle McCarthy", a lo que el segundo responde, "¡Yo también! ¿Qué número es?"

"162" anuncia el primer hombre. Conmocionado, el segundo declara: "¡Yo también! ¿Cómo se llaman tus padres?"

El primer hombre responde: "Connor y Shannon", a lo que el segundo hombre, asombrado, dice: "¡Los míos también! ¡Esto es increíble!"

Encantados de conocerse y sorprendidos por estas diversas coincidencias, ambos hombres piden más Guinness. Se maravillan de sus sorprendentes antecedentes similares cuando los camareros cambian de turno.

El nuevo camarero le dice al que se va: "¿Qué hay de nuevo hoy?"

"No mucho" es la respuesta. "Los gemelos Murphy están borrachos otra vez".

No importa cómo o dónde hayas pasado el Año Nuevo : Mantente , sobrio (o razonablemente sobrio), e inclina tu sombrero ante los creadores de riqueza en el mundo como Arthur Guinness.

Por cierto, conocí a un ilustre caballero que amaba todo esto. Se llamaba Nicholas ("Nicky") Winton. Fue capaz  de salvar la vida de 669 niños en 1939. He escrito sobre él aquí. Cada vez que lo llevaba a almorzar a un pub cerca de su casa en Maidenhead, Inglaterra, pedía una copa alta de una Guinness muy oscura. Murió en 2015 a la edad de 106 años. Cuando una vez le pregunté, "¿A qué atribuye su larga vida y buena salud?" levantó su cerveza y respondió: "bebe un poco de veneno todos los días".