3 razones por las que la sindicalización perjudicará a los trabajadores de Amazon

Los trabajadores de Amazon deberían aprender estas 3 cosas de los anteriores esfuerzos de sindicalización con problemática histórica.

En su lugar, el escenario es el almacén de Amazon en Bessemer, Alabama, donde los empleados han votado si se sindicalizan o no. No está claro cuándo se hará el recuento final, pero el proceso está en marcha.

El acontecimiento ha atraído la atención nacional, ya que el poder de los sindicatos ha languidecido en las últimas décadas, especialmente en el sur del país. Dado el tamaño y la prominencia de Amazon, muchos creen que una votación exitosa en Bessemer tendría un efecto dominó en otras locaciones de Amazon, en el sector tecnológico y quizás incluso en todo el sur de Estados Unidos.

Oliendo la sangre en el agua, destacados demócratas han invertido mucho tiempo, dinero y energía en el asunto, con el senador Bernie Sanders celebrando mítines a favor de los sindicatos en la ciudad.

Por su parte, Amazon no se está tomando este asunto a la ligera.

El jefe de consumo de Amazon, Dave Clark, declaró recientemente: "Si quieren oír hablar de los 15 dólares por hora y de seguros de salud, el senador Sanders hablará en el centro de la ciudad. Pero si quieres ganar por lo menos 15 dólares la hora y tener un buen seguro de salud, Amazon está contratando".

Clark y otros líderes de Amazon le han dicho a los trabajadores que podrían perder ciertos beneficios si esta campaña tiene éxito. Y al echar un vistazo a la historia nos damos cuenta que estas advertencias no son en vanas.

Estas son las tres principales formas en que los trabajadores estarían realmente peor si el voto por la sindicalización prevalece.

1. Los sindicatos reducen los salarios reales y el número de empleos

En economía, a menudo se habla de la ley de la demanda. Se trata de un principio relativamente sencillo que demuestra que, a medida que aumenta el precio de un bien o servicio, disminuye la cantidad demandada de ese bien. Por tanto, cuando el costo de contratar a un empleado aumenta, las empresas contratarán naturalmente a menos trabajadores.

Esta es una realidad ineludible. Los sindicatos aumentan artificialmente el precio de la contratación de un empleado y, por tanto, reducen el número de puestos de trabajo en la economía. Esto perjudica a todos los trabajadores no sindicados.

También hay razones para dudar de que los sindicatos provoquen un aumento real de los salarios promedios.

Como dijo el fundador de la Fundación para la Educación Económica (FEE), Leonard E. Read, "independientemente de sus afirmaciones, los sindicatos no han tenido más que ver con el nivel general de los salarios que con el nivel general de los siete mares. Es cierto que han logrado obtener aumentos para sus miembros a costa de quienes no lo son; han destruido propiedades, han causado otros daños a sus empleadores; y han arrojado al desempleo a muchos de sus propios miembros".

Si los sindicatos consiguen que los salarios aumenten, es sólo para unos pocos a costa de la mayoría.

Presionar a las empresas para que paguen a los empleados más de lo que su valor productivo exigiría en otras circunstancias, también perjudica a los salarios reales de otra forma. Las empresas trasladan el incremento salarial al consumidor, encareciendo los productos y disminuyendo el poder adquisitivo de todos los trabajadores.

2. Los sindicatos pisotean la libertad de asociación

Si hubiera que definir a los sindicatos con una palabra, la más apropiada sería "coercitivos".

En la práctica, los sindicatos actuales se mueven por la fuerza. Para que sus ruedas sigan girando, se apoyan en todo tipo de intervenciones gubernamentales sobre el mercado para ajustar el campo de juego a su favor. Una de las formas de hacerlo es esforzándose por eliminar la capacidad de los trabajadores no sindicados de conseguir empleo en puestos a los que, de otro modo, podrían optar.

Recientemente, los sindicatos han respaldado la Ley PRO en el Congreso (que fue aprobada por la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas). Se trata de una ley especialmente preocupante que restringiría la contratación independiente y trataría de empujar a los trabajadores a un empleo a tiempo completo controlado por el sindicato (o, más probablemente, a un despido total). El proyecto de ley también obligaría a los empresarios a violar la privacidad de sus trabajadores y a entregar información personal a los organizadores de los sindicatos.

Los sindicatos ya intentaron aplicar una ley similar en California, pero fracasaron en las urnas. Luego hicieron una demanda por los resultados de las elecciones, tratando de anular lo que resultó una votación aplastante, lo que demuestra que en realidad no les preocupan tanto los procesos democráticos.

Además, los sindicatos se esfuerzan por impedir la asociación de quienes no son miembros y los que sí lo son, bloquean a los empleados para que no negocien por sí mismos y le impiden a los trabajadores elegir formas alternativas de negociación en grupos.

3. Los sindicatos socavan la innovación y la competencia

Los sindicatos sólo pueden trabajar para explotar el capital que ya se ha invertido en una industria o una empresa, no pueden crear más. Debido a que los sindicatos hacen que las empresas produzcan menos beneficios, y además suelen también ser una carga para la productividad, estas empresas luchan por atraer nuevas inversiones.

Un documento publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica descubrió que el efecto promedio de la victoria de un sindicato en un lugar de trabajo es la disminución del valor de mercado de la empresa afectada en al menos $40.500 dólares por cada trabajador con derecho a voto (basándose en las cotizaciones mensuales de las acciones durante 24 meses antes y después de una votación para sindicalizarse).

Como parte de su paquete de beneficios, Amazon ofrece a sus empleados opciones de compra de acciones, lo que significa que muchos de sus empleados se verían perjudicados y perderían inversiones si las acciones de la empresa disminuyeran.

Esta falta de nuevas inversiones también conduce a una disminución de la expansión, la modernización y el mantenimiento, todo lo cual, en última instancia, reduce la competencia en un mercado.

No hay razón para repetir la historia…

Los sindicatos llevan muchos años perdiendo terreno y popularidad, y con justa razón. Son coercitivos, asfixiantes y un lastre para nuestra economía. Al no haber logrado convencer a la mayoría de los trabajadores o votantes de su valor, los sindicatos recurren cada vez más a la intervención del gobierno para afianzar su poder.

El difunto y gran entrenador de fútbol americano de Alabama, Paul "Bear" Bryant, dijo una vez: "Cuando cometes un error, sólo hay tres cosas que debes hacer al respecto: Admitirlo. Aprender de él. No repetirlo".

Demasiados trabajadores estadounidenses han cometido el error de sindicarse. Es hora de que aprendamos de nuestra historia y dejemos de repetirla.