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viernes, febrero 28, 2025
Crédito de la imagen: Imagen personalizada de FEE

El 25 aniversario de la dolarización de Ecuador


Cómo ha cambiado Ecuador al reemplazar su moneda.

En 2025 se cumple el 25 aniversario de la política pública más importante en la historia de Ecuador: la dolarización. Esta medida es tan popular que casi el 90 % de los ecuatorianos apoyan que el dólar estadounidense sea su moneda de curso legal. Confían en una moneda estable que conserva su valor a lo largo del tiempo y ya no se preocupan de que los políticos ecuatorianos erosionen su poder adquisitivo a través de la inflación.

Mantener una moneda reconocida a nivel mundial ha aportado múltiples beneficios a Ecuador, como la estabilidad de los precios y la protección de los derechos de propiedad al impedir que las autoridades monetarias actúen sin el consentimiento público. Esta protección beneficia especialmente a los más vulnerables, permitiéndoles preservar e incluso recuperar su poder adquisitivo. Ahora es posible ahorrar y la planificación financiera a largo plazo es una realidad.

Las empresas también se han beneficiado, experimentando un aumento de la productividad. Mientras que el PIB per cápita ha crecido a una modesta tasa anual del 1,96 % durante la dolarización, según datos del Banco Mundial, esto supera la tasa de crecimiento anual del 0,46 % anterior a la dolarización. Esto se debe a que el país aún no había aprovechado las ventajas que pueden ofrecer una economía dolarizada y la libertad económica. Pero ahora, las empresas pueden centrarse en la producción y la eficiencia en lugar de preocuparse por las fluctuaciones de precios y la inestabilidad del tipo de cambio.

Otra ventaja significativa ha sido la estabilidad macroeconómica. A pesar de los continuos desafíos, como la falta de crecimiento sostenido, los déficits fiscales y el desempleo, Ecuador ha evitado las crisis monetarias y la inflación se ha mantenido en una media del 3,4 % anual desde 2002, cuando se estabilizó la situación del país (desde 1982 en adelante, la inflación anual nunca cayó por debajo del 22 % hasta que Ecuador adoptó el dólar estadounidense). Las tasas de interés siguen siendo bajas en comparación con las de la antigua moneda nacional, el sucre. Un buen ejemplo de ello es cómo la tasa de interés activa a 30 días de los bancos cayó del 89 % a finales de 1999 a solo el 16 % un año después, reduciendo la prima de riesgo desde la dolarización, según datos del Banco Central del Ecuador. Además, la ausencia de riesgo cambiario permite realizar cálculos económicos más fiables para las decisiones de inversión.

Sin embargo, esta estabilidad tuvo un precio. Antes de la dolarización, Ecuador se enfrentó a una de las peores crisis económicas de su historia, que ya había llevado a muchos ciudadanos a adoptar informalmente el dólar estadounidense para proteger sus ahorros.

La crisis tuvo múltiples causas. Entre los factores externos se encontraba la crisis tequila de 1994, una crisis financiera internacional que comenzó en México causada por la falta de reservas globales y la devaluación de la moneda. Esto se extendió por toda la región y provocó una fuga de capitales hacia las economías desarrolladas, lo que dificultó la obtención de crédito por parte de los países latinoamericanos. A esta situación se sumaron la guerra con Perú en 1995, que aumentó el gasto público; el fenómeno de El Niño, que provocó fuertes lluvias que devastaron los cultivos de exportación y las instituciones financieras expuestas a esos sectores; la crisis de la enfermedad de la Mancha Blanca en el camarón, uno de los principales productos de exportación de Ecuador; y los bajos precios del petróleo, que debilitaron los ingresos del Estado.

Los factores internos también influyeron. Una ley de 1994 eliminó la supervisión bancaria, permitiendo a las instituciones financieras autorregularse a través de mecanismos de mercado. Sin embargo, la misma ley mantuvo al Banco Central del Ecuador como prestamista de última instancia, creando un problema de riesgo moral: animó a los bancos a asumir riesgos excesivos, sabiendo que serían rescatados.

Desde su creación en 1927, el Banco Central del Ecuador, encargado de emitir moneda, gestionar los tipos de cambio y actuar como agente fiscal del gobierno, había luchado por mantener la estabilidad monetaria. Cuando se creó el banco, el tipo de cambio era de 5 sucres por 1 dólar estadounidense; en 1999, había caído a 6,825 por dólar; y en 2000, había superado los 21,000 por dólar.

Entre las políticas económicas más perjudiciales se encuentra la reforma fiscal de 1999, que eliminó el impuesto sobre la renta y lo sustituyó por un impuesto del 1 % sobre todas las transacciones financieras. Esta decisión aceleró el colapso de los bancos y del sistema financiero en un momento en el que la liquidez era crucial. ¿La respuesta del Banco Central? Imprimir e inyectar más dinero en el sistema, lo que provocó inflación e inestabilidad económica y elevó los precios de forma desproporcionada.

Estos factores provocaron la quiebra de muchos bancos y una pérdida generalizada de la confianza pública en el sistema monetario, lo que obligó al gobierno a declarar un feriado bancario para evitar retiradas masivas. La crisis no solo acabó con los ahorros de innumerables familias, sino que también destruyó miles de puestos de trabajo y provocó un aumento de la emigración, ya que la gente buscaba mejores oportunidades en el extranjero.

Finalmente, el entonces presidente Jamil Mahuad aceptó lo que ya estaba sucediendo de manera informal y oficializó la dolarización de la economía ecuatoriana. Fue entonces cuando el gobierno anunció una dolarización formal a un tipo de cambio fijo de 25 000 sucres por dólar estadounidense. Aunque en parte fue un intento de salvar su administración, no lo logró y fue derrocado solo 12 días después.

A pesar de las críticas iniciales de instituciones nacionales e internacionales sobre los riesgos y desventajas de adoptar y mantener este sistema, la dolarización ha dado a Ecuador su período más largo de estabilidad monetaria, lo que demuestra que los beneficios superan con creces los inconvenientes.

Aunque la estabilidad monetaria ha sido un gran éxito, no es suficiente para alcanzar altos niveles de desarrollo. Ecuador todavía necesita políticas económicas que promuevan el progreso, como el comercio y la libertad financiera, impuestos bajos para fomentar el ahorro y atraer capital, estabilidad jurídica con leyes que no cambien con cada administración y un gobierno limitado.

Aunque Ecuador se enfrenta a muchos retos en el futuro, el país ha dado un primer paso esencial en la defensa del ahorro y la prosperidad individual, empezando por su moneda.


  • Carlos Cobo es académico asociado en el Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP). Es columnista del periódico La República (Ecuador) y analista económico en el programa de radio Del día a la noche. Tiene una maestría en Economía de la Escuela Austriaca de la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid.