Por qué FEE no aceptará préstamos del gobierno

La Fundación para la Educación Económica (FEE) se enorgullece de su decisión de renunciar a los estímulos gubernamentales.

"¿Por qué te preocupas por lo del COVID?" bromeó un conocido profesional amigo mío recientemente mientras discutimos la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus. "FEE es una organización sin fines de lucro... ¡y el gobierno tiene mucho dinero!" Estaba insinuando que, para los que estamos en el mundo de las organizaciones sin fines de lucro, el dinero del gobierno es una vaca de la cual se puede obtener leche.

Para algunos, seguramente lo es. ¿Pero qué le pasa a una organización sin fines de lucro cuando empieza a recibir fondos del gobierno? ¿En qué momento se convierte en un portavoz de los intereses del gobierno? Seguramente ni usted ni yo somos tan ingenuos como para creer que el dinero del gobierno no tiene ninguna influencia, sutil o no tan sutil, en sus receptores. Siempre hay condiciones y no hay almuerzos gratis por parte del gobierno (o cheques, para este caso).

Desde su creación en 1946, la Fundación para la Educación Económica (FEE) ha luchado contra la invasión del gobierno en la vida de las personas. ¿Por qué deberíamos permitir que los intereses del gobierno invadan nuestras opiniones y trabajo ahora?

Es por eso que FEE recientemente rechazó el préstamo perdonable del gobierno de aproximadamente 400.000 dólares al que somos elegibles bajo la Ley CARES.

Para ser claros: No criticamos a otros por tomar uno de estos préstamos. Más de 30 millones de estadounidenses han perdido sus ingresos y las empresas de todos los tamaños están luchando por sobrevivir, todo debido a la acción irracional del gobierno y el exceso de alcance inconstitucional. Se ha causado un daño innecesario que parece no tener fin. Tenemos una profunda empatía , respeto y comprensión por aquellos que sienten que estos préstamos son necesarios para alimentar a su familia y mantener abierto su negocio. Hemos llegado a este punto no por las malas decisiones de los ciudadanos norteamericanos, sino por las malas decisiones de nuestros gobiernos estatales y federales.

Algunos podrían llamar a esto demasiado escrúpulo: Después de todo, FEE podría gastar ese dinero sabiamente, usándolo para mejorar la educación económica de las nuevas generaciones. Y al mismo tiempo, es razonable sospechar que las organizaciones de la izquierda acogerán con gusto otra inyección de dinero de los contribuyentes a sus arcas, alimentando sus esfuerzos de cabildeo para obtener aún más dinero de los contribuyentes.

En FEE, preferimos tener nuestra libertad e integridad que un cheque de un fondo de sobornos del gobierno, muchas gracias. Seguiremos educando a las nuevas generaciones, y seguiremos haciéndolo, como lo hemos hecho durante los últimos 75 años, sin dinero del gobierno. FEE seguirá dependiendo, como siempre, de la donación de particulares, que libremente eligen apoyar nuestro trabajo porque comparten nuestras convicciones sobre la importancia de la libertad individual, la economía de libre mercado, la propiedad privada, el gobierno limitado y el valor moral.

En cuanto al gobierno, si realmente quieren ayudar a la economía, primero no deben hacer daño con impuestos excesivos y exceso de regulaciones. Deberían dejar de lado la absurda creencia de que los políticos saben más que un sinnúmero de individuos especializados en innumerables trabajos y negocios que dirigen todos los días. Para recordar al premio Nobel F.A. Hayek, "El curioso cometido de la economía es enseñar a los hombres lo poco que realmente saben sobre aquello que imaginan que pueden diseñar".

En última instancia, tirar el dinero del estímulo es una solución poco creativa e ineficaz para un problema complejo. Los cheques de estímulo y los pagos por desempleo son meros analgésicos que enmascaran la enfermedad subyacente: personas incapaces para trabajar y crear riqueza. Y como un analgésico, el efecto de los cheques de estímulo es limitado, temporal y en el peor de los casos, adictivo. Los períodos prolongados de muchas personas que se ven forzadas a dejar el trabajo destruyen la economía, empobrecen a los contribuyentes y dan una peligrosa cantidad de poder a los políticos.

La única verdadera forma de estimular la economía es permitir que la gente trabaje y cree de nuevo, sin que el gobierno se extralimite en sus funciones y sin una reglamentación onerosa. Mejor aún, el gobierno podría simplemente dejar el dinero que toma en forma de impuestos en las cuentas bancarias de las empresas y las familias, permitiéndoles invertir, innovar, gastar y ahorrar como deseen.

La economía -esta compleja, peculiar e impredecible forma en que las personas trabajan con y para los demás- es resistente cuando las personas pueden pasar rápidamente de hacer lo que ya no es necesario a hacer lo que se exige. La flexibilidad, y no la rigidez, es lo que da fuerza. Lanzar dinero desde los helicópteros no contribuye en nada a la resistencia.

Al final del día, nuestros valores, creencias y elecciones son los nuestros. FEE se enorgullece de su decisión de renunciar al dinero del estímulo aprobado por la Ley CARES, a pesar de las consecuencias a corto plazo, tanto por los valores que hemos proclamado ayer y hoy, como por la creencia de que esta independencia económica es nuestro mejor camino para un mañana más próspero y resistente.